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Mitología: Orestes, el matricida - EL PERDÓN, ENTRE EL DEBER Y LA VENGANZA


Cuando Paris, el hijo del rey Príamo de Troya, raptó a Helena, casada con Menelao (el rey griego de Esparta) éste y su hermano - el caudillo Agamenón, rey de Micenas - se decidieron a rescatarla, dando inicio a la célebre guerra troyana,  que los obligó a estar diez años ausentes de su patria.

Ello dio ocasión a que Egisto, otro príncipe de la misma polis - y que se había quedado en Grecia - intentara seducir a Clitemnestra, esposa de Agamenón, aunque al principio infructuosamente.

Más tarde ella cedió, y vivieron juntos hasta el regreso de aquel.

Es que Clitemnestra tampoco tenía muchos motivos para amarlo y serle fiel, ya que después de dar muerte a Tántalo - su anterior marido - así como a su hijo recién nacido, Agamenón la había obligado a casarse por la fuerza.

Cuando terminada la guerra el héroe se volvió a presentar, lo recibieron amistosamente y le ofrecieron un banquete, durante el cual lo asesinaron.

Antes de perpetrar el crimen, y para evitar cualquier interferencia, la reina envió a Orestes - el hijo que había tenido con el rey - a Fócide, quien permaneció allí por siete años.

Pero en su vigésimo cumpleaños, el oráculo de Delfos (consagrado a Apolo, el patriarcal dios del Sol y de las Artes) mandó que este retornara a su hogar, para vengar la muerte de su padre.

Apesadumbrado por no tener más remedio que cumplir con el mandato de la divinidad, el príncipe tuvo que regresar a Micenas, donde  - sabiendo que no sería reconocido al haber pasado tantos años - entró al palacio real haciéndose astutamente pasar por un mensajero que le llevaba a la reina la triste noticia de la muerte de su hijo en Fócide.

Es por ese tipo de inteligencia que muchas veces se conecta a este personaje con la figura del Caballero de Espadas del Tarot.

Así, poco después - y con la ayuda de su hermana Electra - mató a Egisto primero, y luego a su propia madre, a pesar de las súplicas y los vanos intentos de ésta por aplacarlo.

Cumplida la venganza, y acusado de matricidio, comenzó a enloquece al ser perseguido por las Erinias - también llamadas Furias -, las espantosas y matriarcales fuerzas primitivas anteriores a los dioses olímpicos, y encargadas de castigar cualquier violación de los lazos de piedad familiar.

Eran la personificación de 'la voz de la conciencia', del sentimiento de culpa.

Finalmente, la diosa de la Justicia, Atenea, lo recibió en la Acrópolis de Atenas, y organizó un juicio formal del caso ante el Areópago, tribunal formado por los ciudadanos más nobles que logró convocar.

En un discurso elocuente, Apolo declaró que la acción de Orestes estaba sobradamente justificada.

Como los votos se dividieron en partes iguales, Atenea se compadeció del joven - reconociendo que había actuado contra su voluntad, siendo obligado por la ley patriarcal del dios celoso - y declaró en su favor, lo que lo terminó por absolver.

Pero las Erinias seguían exigiendo su víctima, y amenazaron con que, si no se revocaba la sentencia, dejarían caer una gota de sangre de sus 'corazones', arruinando toditas las cosechas del estado.

Ello parece ser un eufemismo referido a la sangre menstrual, un encantamiento inmemorial utilizado por las hechiceras que querían maldecir una casa, consistente en correr nueve veces desnudas a su alrededor mientras tenían su menstruación.

En rápida respuesta, la diosa de la Justicia les reconoció que ellas eran las más sabias, y les sugirió que podían fijar su residencia en una gruta de Atenas, en la cual se les rendiría tributo.

Tras una breve deliberación, las Furias aceptaron de buen grado y, habiéndose convertido en benefactoras de Atenas, cambiaron su nombre por el de las Euménides - o Solemnes- .

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mitología asociada en
TAROT DE MáXIMO
imagen: obra de Bourguereau mostrando a Orestes perseguido por las Furias,
inmediatamente después de matar a su madre

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