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Simbología: Arcano XII (El Colgado) - EL SACRIFICIO DE LUCIFER



El descenso o la 'caída' a la Tierra de los ángeles rebeldes, los ángeles solares o agnishvattas, es considerado como el misterio insinuado en la Escrituras, y como el 'secreto de las edades' ( Psicología Esotérica T II, p. 83).

No es de sorprender, entonces, que haya mucha confusión y malentendidos en lo relacionado a la 'ángeles caídos' de los cuales Lucifer es el representante más conocido.

El secreto de los 'ángeles caídos' es en esencia el misterio que subyace al mismo Plan de la evolución ya que la voluntad de los ángeles solares de 'caer', de sacrificarse a sí mismos con el objetivo de traer la luz del principio mental a lo que en aquel entonces fuera el hombre animal, ha marcado el punto en el cual ha entrado en acción la Ley de Dualidad, por medio de la cual la materia, la forma – negativa y pasiva – puede ser estimulada por el espíritu.

Este acto de sacrificio, en los albores de la historia humana, es un hilo que se encuentra entretejido en todas las grandes escrituras y mitologías del mundo, incluyendo el mito de Prometeo que robó el fuego (la mente) para los hombres, y la historia bíblica del Hijo Pródigo, quien abandonó el hogar del Padre para embarcarse en el sendero de la experiencia de la vida en la forma y los sentidos – el viaje 'al país lejano'.

El nombre de 'Lucifer' viene de las palabras latinas: Lux o Lucis (luz) y ferre (portar, traer).

De este modo, Lucifer literalmente significa 'portador de luz'; está relacionado con el planeta Venus en Revelaciones XXII: 16 cuando Cristo dice 'yo soy la brillante estrella matutina', la cual es Venus, anunciando la emergencia plena de la luz del Sol – el Hijo, el Cristo.

De una manera interesante el papel del ¡portador de luz' está relacionado a Mercurio, o Hermes – el mensajero divino de las mitologías griega y romana.

En el cristianismo la función de Mercurio es realizada por Miguel, el 'Ángel Guardián' del Cristo, según Santo Tomás.

La relación esotérica de este Ángel Guardián y el Cristo es aun más clarificada por una declaración del Tibetano, con Quien Alice Bailey ha colaborado escribiendo una serie de libros sobre la Sabiduría Eterna, que dice que 'Mercurio y el Sol son uno'.

Esotéricamente hablando, la función del Ángel Guardián se ha hecho posible gracias al sacrificio de los ángeles solares, al preservar el principio de la mente - en ocultismo 'el fuego' - por medio de repetidas y persistentes encarnaciones en la forma, hasta que el hombre animal llegara a ser un hombre pensador y, finalmente, comenzar el despertar a su herencia espiritual verdadera: el hombre humano/divino.

De este modo los ángeles solares crean la forma para la manifestación del principio encarnante del alma – el cuerpo causal – y también retiran este cuerpo, en la cuarta iniciación, cuando el vínculo entre el la forma y el espíritu se ha establecido de forma permanente, fusionándolos. En ese momento el cuerpo causal es destruido.

El concepto del 'ángel rebelde' parece remontarse al poeta John Milton que en su 'Paraíso perdido' aparentemente ha anclado en la conciencia humana la idea del descenso de los ángeles solares como un acto de rebelión y consecuentemente una caída desde la gracia.

Este espíritu de rebelión y su consecuente dolor no se encuentran en Venus, nos dice el Tibetano.

La idea de un espíritu de rebelión sólo es contundente en la Tierra, y el Tibetano sugiere que este espíritu de rebelión ha cualificado la actitud de nuestro Logos planetario mismo, como el 'Rebelde Divino'...

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simbología asociada en
TAROT DE MáXIMO
fuente: Sarah McKechnie

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