La Aurora es un establecimiento agrícola-ganadero, de unas 1.000 hectáreas aproximadamente, que se encuentra a pocos metros de distancia del puente fronterizo Salto -Paysandú (República Oriental del Uruguay) tendido sobre el Río Daymán, con un pie en cada uno de estos departamentos.
No es una estancia turística como muchos creen, aunque es un punto muy visitado en Uruguay, por contar en sus cercanías con la conocida gruta del Padre Pío, por un lado, y con las manifestaciones extraterrestres que muchos aseguran que allí ocurren, por el otro.
A ella se accede a través de un estrecho sendero de tierra y polvo que se abre a un costado de la Ruta 3.
Hace unos años falleció el antiguo dueño del campo, Ángel María Tonna, y ahora los que se encargan del establecimiento son su mujer y sus tres hijos: Humberto, Tulio y Elena.
El primer acontecimiento 'raro' que se dio en el lugar, data de 1976.
Una noche de Febrero de ese año, Ángel se encontraba en la misma cuando - alrededor de las 10:00 de la noche - uno de sus trabajadores le fue a avisar que estaba viendo una potente luz en el cielo.
Acompañado por su familia se acercó hasta donde le habían indicado, y todos vieron una fuerte luz de unos tres metros de diámetro que descendía en forma pendular.
Unos instantes después ascendió de manera vertical introduciéndose en otra, de mayores dimensiones, que tenía la forma de un triángulo isósceles.
Además, curiosamente mientras se alejaba se produjo un apagón en la cercana ciudad de Salto, a tan sólo 10 kilómetros de la estancia.
Ese mismo año, se encontraron en la estancia tres eucaliptos caídos que marcaban como flechas un lugar especial.
A Ángel esto le llamó atención, pero con el tiempo se olvidó del asunto.
Unos meses más tarde se acercó un regimiento de soldados, llegados de Montevideo, que tras pedir autorización a Tonna acamparon al costado del Río Daymán, lugar que supuestamente marcaban los tres eucaliptos caídos.
La misión: Capturar al 'plato volador'!
Lo que ocurrió esa noche no se sabe con certeza, pero hoy en día integra parte de las leyendas del sitio.
Si hubo contacto extraterrestre o no, no se sabrá nunca, pero Tulio (el hijo de Ángel) confirma que la Fuerza Aérea estuvo en su estancia.
Otra noche, el propietario salió como loco del casco, creyendo que se estaba incendiando el gallinero de atrás del ombú.
Pero cuando llegó con sus hijos vio al gallinero intacto, aunque algo sí estaba en llamas: El propio árbol, que había sido cortado de cuajo, y tenía a la izquierda un hueco.
Dicen que es este mismo agujero el que fue estudiado por la NASA, que llegó hasta allí para investigar.
A través de una sonda electromagnética descubrieron que , a 25 metros de profundidad dentro de él, había una esfera 'ululando' energía.
Lo particular de este caso es que cuando mandaron la sonda, descubrireron que el hueco no era recto como debiera haber sido si la esfera hubiese caído afectada por la ley de gravedad terrestre.
Así se deduce que hay 'algo' o 'alguien' que la maneja.
A partir de allí el establecimiento fue comenzando a recibir visitantes de todo tipo, y de todas partes del mundo, desde excursiones que se preparan en la Argentina - para encontrarse en lo que denominan 'el campo magnético' -, hasta agrupaciones que creen en seres cósmicos y que visitan la estancia pensando en hallar allí a lo que llaman 'seres de luz', e invadiendo de esa forma todo el lugar, el así ha llegado a convertirse en uno de los atractivos turísticos más importantes de la zona.
Todavía se discute si el propio Neil Amstrong lo visitó o no, interesado en estudiar los hechos por sí mismo.
Además, la propia imagen del Padre Pío - cuya gruta Ángel mandó a construir allí cerca hace ya muchos años, por motivos personales de su fe católica - también ha sido asociada a este presunto fenómeno de contactos del tercer tipo.
Varios son los milagros - tales como el de la 'bilocación' (poder estar en dos lados a la vez) - que, relacionados con este santo, los testigos afirman haber presenciado allí.
Es por eso que hace tiempo, desde diversos sitios de Internet hasta los más exitosos programas de televisión norteamericana (como la FOX en sus 'Archivos X'), han estado nombrando a la famosa estancia sudamericana como uno de los vórtices energéticos de nuestro planeta.
Pero más allá de ello, son hasta los propios automovilistas que transitan por la carretera quienes han visto (y con bastante frecuencia!) supuestos platillos voladores solitarios - o en formaciones de hasta cinco o seis - sobrevolando la zona.
Por las mañanas, y aún cuando en toda la noche no se haya escuchado un sólo ruido, los peones encuentran misteriosas huellas de aterrizajes en el pasto, como si un objeto muy caliente se hubiera posado de pronto, y quemado todo la gramilla circundante con su fulgor.
Se divisan también luces y bolas de fuego que recorren a una velocidad muy lenta el descampado, y que de pronto ascienden con una propulsión imposible hacia los cielos, donde se pierden para siempre.
Y así van multiplicándose diversas teorías sobre lo que realmente sucede.
Una muy difundida es la que explica que en La Aurora hay ubicado aquello que los chamanes llamarían un 'axis mundo' o 'eje del mundo', es decir una abertura de carácter dimensional que permite comunicar las diferentes regiones del Universo.
Según explican, como su suelo es rico en cuarzos y cristales, se concentra una potente energía que al cabo de períodos regulares colapsa las categorías del espacio y del tiempo, abriendo un canal a través del cual seres de otras dimensiones pueden acceder a nuestras coordenadas.
Se trataría, entonces, de una suerte de portal que puede conectar con otras realidades coexistentes en el planeta, pero ubicadas en diferentes niveles de la existencia...
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