TAROT DE MáXIMO: 04/01/14

Cenote es un término que solo se utiliza en México, y que proviene de la palabra maya 'dzonot', que significa 'abismo'.

Estas pozas de agua cristalina conectadas por una red de ríos subterráneos y que por su naturaleza pueden variar en sus formas y características, son prácticamente exclusivas de la mexicana península de Yucatán.

Debido a su composición geológica, el suelo de la misma es una especie de esponja: Cuando llueve, absorbe toda la humedad.

El agua que se filtra a través del suelo comienza a disolverse dando paso a cavernas que pueden estar parcial o totalmente inundadas.

Cuando una de esas cavernas colapsa - debido a la erosión -, se forman los cenotes.

Su proceso de formación puede durar cientos de miles de años, y es de acuerdo con esa antiguedad que se clasifican en abiertos, semiabiertos, antiguos y de caverna.

Pero para los antiguos mayas significaban mucho más que eso, pues los consideraban verdaderas fuentes de vida.

Además de proporcionar el líquido vital (el Zuhuy há, 'agua virgen'), eran también la entrada hacia el otro mundo - Xibalbá, el inframundo maya - y el centro de comunión con los dioses.

Hoy día, la vida en Yucatán no sería la misma sin los mismos, con sus subterráneas aguas claras que incitan a la aventura y que confortan el cuerpo al sumergirse en ellos.

De hecho, una de las experiencias más emocionantes que alguien puede vivir, y que sólo es disfrutable en esta parte del mundo, es bucear y explorar estos fabulosos estanques, junto a sus secretos ríos ocultos.

Pero no todos son cristalinos y propicios para un chapuzón, ya sea porque la misma naturaleza los ha reservado sólo para la fauna - especialmente murciélagos - o porque son de muy difícil acceso, además de peligrosos por razones varias.

Uno de ellos es el llamado Cenote Sagrado de la antigua Chichén Itzá, el más importante de la región - pues se usaba exclusivamente para fines rituales (incluyendo sacrificios humanos) en el nombre de Chaac, el dios de la lluvia de los mayas -, que es del tipo abierto, pero de aguas muy contaminadas que no se pueden tocar (tiene un cerco de alambre y está prohibido pasar).

Pero muy cerca se encuentran otros de belleza sin igual, como el Ik-kil, sin dudas uno de los más bonitos, sino 'el más'.

Se encuentra ubicado a 3 kms. de la misma zona arqueológica de Chiche Itzá, a 35 minutos de la ciudad colonial de Valladolid y a sólo una hora y media de Mérida, la esplendorosa 'ciudad blanca'.

Es un parque rodeado de plantas exóticas y árboles, el hábitat perfecto para cientos de aves silvestres, tales como tucanes, loros, cenzontles, cardenales, cazadores de moscas, turquesa mot-mot, y muchos más.

Las noches allí son una mezcla entre el sonido de las ranas, los grillos y los monos, con el de otros pequeños animales silvestres, como el venado, que se acercan a apreciar la belleza natural que el lugar tiene.

Su superficie se encuentra adornada de vegetación, y desde la cima (boca de la caverna) se puede comprobar lo profundo que es.

Leyendas, romances y hazañas valerosas resuenan en sus paredes húmedas.

Y para descender hasta su corazón se debe utilizar una escalera hecha de piedra, con pequeños balcones para admirar su hermosura desde diversos puntos.

Al llegar hay una plataforma que da acceso a sus aguas cristalinas, en las que se pueden ver los pequeños bagres que viven en él.

Todo ello antes de decidirse a no dejar pasar la oportunidad, y entonces zambullirse en la honda frescura de su líquido abrazo, para simbólicamente morir en él, antes de ser completamente reformado y ungido en sus misterios, para luego sí, salir de nuevo al mundo real, pero esta vez ya siendo una persona nueva...