La devoción a Nuestra Señora de la Concepción Aparecida - más conocida como Nuestra Señora de Aparecida, o Aparecida do Norte - tiene un carácter muy especial.
Surgió cuando, en la segunda mitad de octubre del año 1717, en Porto Itaguaçu, un grupo de pescadores de la cercana municipalidad de Guaratinguetá (también en el estado brasileño de São Paulo), después de varios intentos infructuosos, pidieron la intercesión de Nuestra Señora y lanzaron su red otra vez, pero en lugar de pescado recogieron una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Concepción realizada en terracota, aunque sin la cabeza.
Con el lanzamiento de la red de nuevo, sacaron también la cabeza, que encajaba perfectamente con el cuerpo de la escultura.
Después de haber recuperado las dos partes, la figura resultó tan pesada que apenas podían moverla.
Y era de un tono oscuro y ennegrecido, tanto por el tipo de material con que estaba hecha como por el hecho de haber estado tanto tiempo perdida en el río.
Enseguida le otorgaron el título de Aparecida, que deriva del verbo 'aparecer', porque fue al rezarle con tanta devoción que de esa forma la Virgen se les apareció a los desesperados pescadores, que se dieron cuenta de que esta tenía que ser una clara señal de su intercesión.
Cuando esperanzados tiraron las redes otra vez, sacaron tantos peces que se vieron obligados a regresar al puerto, pues casi se les hundían las embarcaciones.
Pero ese fue sólo el primer milagro atribuido a Nuestra Señora Aparecida.
En 1904 fue coronada canónicamente, y en 1930 Pio XII la nombró Patrona de Brasil.
El mismo año, la princesa imperial del Brasil (Isabel I de Braganza) le donó una corona de joyas y fue vestida con una túnica bordada en oro y piedras preciosas, reafirmándose así el simbolismo de su realeza y protección poderosa.
Debido al enorme crecimiento de los peregrinos que iban primero a la casa de uno de los pescadores que la guardó, y luego a la antigua basílica a la que por lo mismo se la trasladó, surge la decisión de en 1955 comenzar la construcción de una nueva.
El arquitecto Benedito Calixto proyectó el gigantesco edificio en forma de cruz griega, con 173m de largo por 168m de ancho, y las naves de entre 40m y 70m, teniendo en cuenta la altísima cúpula.
El 4 de julio de 1980, el Papa Juan Pablo II - durante su visita al Brasil - la consagró, y declaró a esta Basílica de Nossa Senhora Aparecida como el mayor santuario mariano del mundo...
Aquí en uno de mis varios pasos
por el monumental complejo,
que incluye un Centro de apoio ao romeiro
con shopping, centro de eventos, gimnasio
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