La ágata de fuego tiene una profunda conexión con la tierra aportando gran seguridad a quien la porta.
Posee un gran poder para solucionar problemas y da apoyo en tiempos difíciles.
Realiza una intensa función protectora, especialmente contra las malas intenciones.
Construyendo un escudo etérico alrededor del cuerpo, devuelve la agresión a su fuente para que pueda entender el daño que está haciendo.
Disipa el miedo e infunde una profunda seguridad.
Como su nombre sugiere, al ser de origen volcánico, físicamente la ágata de fuego está vinculada con el Elemento Fuego, por lo que favorece las relaciones sexuales, encendiendo el chakra basal, y estimulando la vitalidad a todos los niveles.
Cura el estómago, el sistema nervioso y el sistema endocrino, así como los desordenes circulatorios.
Aporta vitalidad al cuerpo, impidiendo el agotamiento de la energía.
Situada sobre un chakra desalineado, lo devuelve a su posición.
A nivel sutil, limpia los bloqueos etéricos y energiza el aura.
Sostener una favorece la introspección, extrayendo sin esfuerzo los problemas internos para su resolución.
Ayuda a eliminar los deseos ansiosos y destructivos por lo que también es útil para tratar adicciones.
Espiritualmente, esta piedra protectora favorece la relajación para que el cuerpo se 'suavice', potenciando la meditación.
Se dice que representa la perfección absoluta, porque inspira fortaleza espiritual y favorece la evolución de la conciencia...
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elementos de poder en
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