*-Gora

Información: El Loco y Jesús, el Cristo - UN RECIÉN NACIDO A LA VERDADERA VIDA




Qué extraña criatura!

Parece totalmente despreocupada de su aspecto exterior, tan insólito.

Lleva un leotardo amarillo, desgarrado por un extraño animal que desnuda así su trasero.

El animal muerde también la pierna, pero el Loco no se preocupa por eso, como si fuera insensible.

Tranquilo, sigue su camino, mira hacie al cielo, lleva su fardo sin preocuparse de los animales que lo atacan por detrás.

Desde tiempo inmemorial, la parte física del ser humano estuvo siempre simbolizada por el ano, órgano que expulsa del cuerpo la materia inutilizable, los excrementos.

De ahí que lo único que hace la dentellada del curioso primitivo es desnudar el trasero del Loco, dejando exclusivamente al descubierto su ser físico.

 Y a esto se reduce lo que pueden ver los curiosos.

Pueden saber cuándo se levanta el Loco, cuándo se acuesta y cómo se comporta en su trabajo.

Pueden observar todo ello con malicia.

Pero esa gente no tienen la menor idea de lo que es la realidad espiritual de este hombre, y a semejanza de los animales de distintas especies que se desgarran unos a otros, pretenden destrozarlo.

Pero jamás lo pueden ver.

Lo mismo que no supieron ver a Cristo y sólo mataron su cuerpo.

 El hombre que se acerca al final debe, por tanto, seguir su camino, lo 'muerdan' o no los que viven a su lado.

Él sabe que sigue siendo siempre igual a sí mismo , y que los pensamientos y las palabras de los otros no pueden cambiar nada de esto.

El es lo que es.

Ya hace mucho que pasó su vanidad.

La vanidad, la envidia, el odio son características humanas que sólo se cotizan en mentideros humanos.

El lo mira todo desde el punto de vista divino.

Sigue con calma su camino, sin dejarse alterar.

Cuando escucha a sus espaldas que alguien le llama loco, no por ello se siente molesto.

Por una parte, lo encuentra natural, por otra, ya no puede sentirse ofendido.

Con paz y comprensión hacia los otros, lleva el nombre de Loco.

Sabe que, de momento, ellos tienen que seguir pensando así.

Los acepta como son: no deben cosecharse frutos verdes porque entonces no pueden llegar a madurar.

 Esta carta no está numerada, pero lleva la letra SIN que, en sentido cabalístico, correponde al número 21.

El valor numérico 300 es el resultado de la suma de 21 unida la 0 doble.

300, 3 y el doble 0, representa la multiplicación de la cifra divina 3 por el número 10 - la terminación de la creación en el universo - al cuadrado.

Esta carta no lleva número porque es sólo la imagen exterior del hombre cuya interioridad esta simbolizada por la siguiente carta.

Esa última carta del Tarot, El Mundo, expresa el interior del Loco, la situación de su conciencia.

La riqueza y el poder, ambiciones primordiales de los seres primitivos, ya no le interesan, pero estima en su justo valor los tesoros espirituales desconocidos por los demás.

Por tanto, está Loco.

Pero este Loco lleva en sí la conciencia universal divina, simbolizada por la última carta.

En la Cábala, se dice que Dios creó SIN  para que dominase sobre el elemento fuego.

SIN es, por tanto, el fuego, el fuego del espíritu, del principio creador, el Logos.

Fue en un zarzal ardiendo donde Moisés pudo ver a Dios.

Y comprendió al momento que es, a través del fuego, como la vida se manifiesta en el mundo material.

Nos dice Cristo en la Biblia:

- Y yo os bautizo en el fuego...-

Él, Cristo, es el fuego y la vida.

Si escribimos el nombre del Dios impersonal que lo domina todo, tomando todas las vocales y añadiendo la consonante H por la que Dios infunde la vida (el Yo) en el ser humano, obtenemos el siguiente nombre de Dios: IEHOUA (Joh He´Wau He´).

Añadiendo la letra SIN, el fuego de la vida, en medio del nombre del Dios impersonal, tenemos entonces IEHOSHUA.

Es el nombre del Dios personal, del Dios hecho hombre.

En el hebreo original, el nombre de Jesús es Jehoshua.

Jesús sólo se usa en las lenguas occidentales.

Ahora se comprende toda la importancia de la letra SIN.

Ella es el fuego por el que Cristo, el Yo supremo, nos bautiza y nos inicia en la Vida.

Por ello es que esta carta representa al Hombre-Cristo.

Para el hombre todavía ignorante, la situación expresada por esta carta es nefasta.

Pero el hombre maduro, con su conciencia unida al Todo, se hace aquí idéntico a Dios, vive según las leyes divinas mientras reconoce las leyes terrenas.

El hombre sin conciencia no reconoce ni las leyes divinas, ni por otra parte las terrenas.

No hace pie, se precipita en el abismo, en la nada, y se hunde en una situación que llamamos locura.

Para el ignorante, esta carta es el infierno; para el consciente, el Hombre-Dios, el paraíso...





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información sobre el Tarot en
TAROT DE MáXIMO
fuente: La sabiduría del Tarot (Elisabeth Haich)
imagen: Le Fou (El Loco) del Tarot d' Oswald Wirth





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