También conocida como Ley de Causa y Efecto, el Kharma (o Karma - 'efecto' o 'retorno') es el mecanismo cíclico, estructurado sobre la base de cuentas pendientes, que rige la vida de los seres humanos, en sus diferentes etapas sobre la faz de la Tierra.
Toda acción buena es aquella que nos ha permitido crecer espiritualmente, o que ha generado esa superación en los demás.
En contraposición, quien ejerce acciones negativas para sí o para su entorno, va consolidando un kharma 'negativo'.
Lo positivo son deudas a favor que se tienen: una especie de pagarés que la vida irá devolviendo con buenas sorpresas y ayudas a lo largo de esta encarnación o de las que siguen, mientras que lo negativo son pagos que se deben cumplir y que equivalen a vivir situaciones dolorosas.
El Kharma postula el regreso de las almas en diversos cuerpos, para cumplir las asignaturas pendientes que surgieron de sus acciones negativas, o bien para disfrutar de la recompensa por su kharma 'positivo'.
Sin embargo, es importante distinguir que la reencarnación alude también a la idea de que una vida sola no es suficiente para aprender todo lo que un alma necesita saber para volverse sabia y libre.
Aunque tematizada desde diferentes religiones y perspectivas, la idea de la reencarnación siempre consiste en la creencia de que existe una esencia en las personas (llámese alma, energía, conciencia, etc.) que se hace carne en nuevos cuerpos, una vez que se mueren aquellos en los que habitaba.
Dentro del cristianismo, el grupo de los gnósticos es el que más ha abogado por la defensa de su existencia, pues afirma que numerosos pasajes dela Biblia hacen alusión a este fenómeno, y más aún, que la propia resurrección de Cristo sería en verdad una reencarnación.
Para otras tendencias la resurrección sería lo que ocurre luego que el alma ya ha transitado por toda la cadena de reencarnaciones, previstas para su evolución...
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