La Alhambra es un rico complejo palaciego y fortaleza (alcázar o al-qasr) que alojaba al monarca y a la corte del Reino nazarí de Granada, construido por etapas a partir del siglo XI.
A la llegada de los árabes, se hallaba habitada por los visigodos, siendo el mismo lugar donde originariamente supo existir una población fenicia según unos, o ibero romana según otros.
Sobre esas ruinas fue que se edificó La Alhambra.
Su verdadero atractivo, como en otras obras musulmanas de la época, no sólo radica en los interiores - cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí - sino también en su localización y adaptación.
Etimológicamente, Alhambra en árabe es al-Ħamrā, ‘la Roja’, procedente del nombre completo al-Qal’a al-hamra (‘fortaleza roja’).
Ahora bien, qué hace a este lugar de Granada tan mágico?.
Seguramente que la presencia de tierra roja, con un alto nivel de hierro y otros minerales, lo vuelve fácilmente magnetizable.
Y si a la radiación de los metales se le suma la conductividad eléctrica del agua y la elevación del terreno (las interacciones eléctricas entre cielo y tierra durante las tormentas siempre buscan sitios elevados) es fácil deducir la vibración de la región.
Además, por su parte el origen de la propia palabra Granada no se debe, como se cree, a la profusión de esa fruta homónima.
En realidad es al revés, pues la fruta fue llamada así por su existencia abundante en ese lugar.
La etimología de ese nombre proviene de Gár-Nata, o 'templo de Nata', en el idioma fenicio, y - como se sabe - los fenicios son considerados como los depositarios más relevantes de la herencia atlante, dado que eran descendientes de los hamritas, esto es - justamente - de los 'hombres rojos', los originarios de la Atlántida.
Natá era la diosa fenicia parecida a la Athenea griega, la Astarté persa o la Ishtar babilónica, pero de hecho es posible que el nombre también obedeciese a uno de los personajes regios llegados al lugar, puesto que - al considerar que alguna vez sus deidades habían sido también hombres - aquellos solían poner el nombre de sus dioses a los mortales,
Y la mitología - si no la historia - ubica en sus inmediaciones la lucha entre Hércules y Atlas, lo que quizás sea una trasposición histórica del recuerdo de una de las tantas batallas de pelasgos (luego 'griegos') con atlantes.
Al mismo respecto es muy interesante señalar que la Alhambra ha conservado la antiquísima Torre de los Picos – en el extremo nororiental de la fortaleza - la única construcción con bóveda ojival del lugar.
Este recurso arquitectónico, que luego se conoció como típicamente gótico (el mismo que explotó en Europa sospechosamente de la mano de los Templarios), lleva a la cuestión de si el Arte Gótico - cuyas raíces son confusas -, no tendrá reminiscencias del conocimiento del continente perdido.
Cuestión que, más allá de lo que la historia afirme acerca de sus orígenes atlantes o fenicios, caminar por sus palacios interiores y jardines permite constatar una y otra vez el cumplimiento de los criterios edilicios y arquitectónicos que todo experto geomántico aplaudiría.
Y en cuanto a su profusa y riquísima simbología – con el octógono dominando todos los escenarios (representación bidimensional de la Mer-kha-bha, el 'vehículo de luz') - las conclusiones, sean personales o colectivas, bibliográficas o intuitivas, sobre la presencia de la Geometría Sagrada - o, mejor aún, el empleo de la Geometría Sagrada en su arquitectura - es inevitable.
Pero por otro lado, cuando en 1588 se demolió la Torre Turpiana – llamada así porque, en tiempos de la dominación romana, Julio César la dejó al mando de un tal Turpio Antistitio - también construida sobre fundamentos seguramente fenicios (y donde las leyendas del lugar hablan de 'un pozo que llega al centro mismo de la Tierra'), se halló un cofre embetunado con una docena de discos de plomo, un pergamino y algunas reliquias atribuidas a San Cecilio, quien supo deambular por el lugar en el siglo II de nuestra era.
Los así llamados libros plúmbeos (o 'libros de plomo') - según unos no más que una falsificación (hecha por nobles moriscos para hermanar al Islam con el Cristianismo) y según otros uno de los 'secretos malditos de la historia' -, presentan un extraño acertijo de letras y números combinados, acompañados por textos en latín y griego.
Gran parte de ese impresionante hallazgo sigue hoy en la biblioteca secreta del Vaticano, lo que, al fin de cuentas, no deja de ser sugestivo...
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fuente: artículo La Alhambra, joya esotérica de Granada
por Gustavo Fernández en alfilodelarealidad.wordpress.com
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