A veces se establecen relaciones entre la energía de las personas y las energías de los objetos, que son difíciles de romper, especialmente cuando se asocian a acontecimientos significativos de la existencia.
La casa familiar suele ser un claro ejemplo de ello.
Tal vez tengas una casa en venta desde hace mucho tiempo.
Las condiciones de la transacción y la propiedad en sí misma, son muy atrayentes y los interesados no dejan de visitarla.
Sin embargo, la operación nunca llega a concretarse.
Si realmente deseas que la venta se efectúe, es hora de que realices este hechizo.
Compra un pancito cualquiera (mignón, galleta, cañón, pan catalán, marsellés, porteño, tortuga, pan de Viena, o como les llamen en tu país), y si no puedes utiliza una rebanada de flauta o baguette.
A las 12 del mediodía pon el pan (o la rodaja) en un recipiente para poderlo quemar, deja que el humo y el olor a pan quemado impregne toda la casa.
Mientras haces esto, ve dando gracias a la casa por todos los años vividos en ella y por esos buenos momentos que has vivido entre sus paredes.
Cuando el pan se haga carbón, déjalo enfriar y aplástalo para que se hagan cenizas.
Pon las cenizas en la entada de tu casa, dentro de un recipiente y no lo quites hasta que vendas la casa.
Cuando ya la hayas vendido puedes tirar las cenizas a la basura...
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