Según los textos sagrados de varias corrientes religiosas y místicas, el Universo - tanto visible como invisible - está formado de una energía primigenia que a medida que se va densificando, va cambiando sus propiedades.
A un nivel esotérico más profundo se enseña que esa energía antes de transformarse en todo lo que forma la Creación, primero se divide en siete fuerzas cósmicas primordiales.
A estas se las conoce en la Metafísica como los 7 Rayos (o 'Llamas', 'Flamas', 'Luces' o 'Fuegos') asociando a cada uno con alguno de los colores del arcoíris.
Así, el Arcángel Rafael - cuyo nombre significa 'Dios cura' - sirve en el Rayo Verde Esmeralda, o 'Quinto Rayo', que manifiesta (entre otras) las virtudes de sanación y consagración divinas.
El Zohar, un texto místico judío, dice que por eso Rafael se encarga de la curación de la Tierra, así también como de los hombres.
En el Cristianismo, Rafael es reverenciado como el ángel que curó al enfermo del estanque de Bethesda.
El complemento divino (o alma gemela, por su paridad vibracional) de Rafael es María, la propia Madre de Cristo.
Los Maestros Ascendidos hace tiempo revelaron que Dios llamó a María, una arcangelina, a encarnar para que pudiera ser algún día la madre de Jesús.
En preparación para su misión, María sirvió largo tiempo en Atlantis y trabajó en los templos de curación de ese continente.
A veces se le llama Madre María, Virgen y Reina de los Ángeles, por lo que no es extraño verla representada rodeada de los mismos.
Ella es quien sostiene el concepto inmaculado para cada alma en la tierra.
Y por eso puedes llamarla para que te ayude a adaptar tu divinidad innata.
También para la curación en momentos de enfermedad, cuando necesites la visión para un proyecto particular, o en caso de precises el incremento de recursos que te permitiría cumplir mejor con la misión que hayas elegido en esta vida.
Ella puede curar tu alma de dificultades tanto presentes como los traumas del pasado.
Y te dice que para ello te conviene utilizar frecuentemente su INVOCACIÓN 'Yo Soy la Resurrección y la Vida' añadiéndole tu decreto personal.
Puedes decir, por ejemplo:
- Yo Soy la Resurrección y la Vida de todo el bien en mi corriente de vida.
- Yo Soy la Resurrección y la Vida de la salud perfecta de mi cuerpo físico.
- etc.
En el caso que no sepas qué añadir a la frase primera (Yo Soy la Resurrección y la Vida) te recomienda que repitas a menudo:
- Yo Soy la Resurrección y la Vida de la Gloria y el Bien que ya eran míos con el Padre Madre desde mucho antes que este mundo existiera...
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