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Irreflexión: Los 7 Tipos de Muerte - DE LA PERSONALIDAD A LA ESPIRITUALIDAD




La Primera Muerte es, establecida abstractamente, el entrelazamiento de dos fuerzas de modo que se establece un vórtice, cesando de existir las dos fuerzas como movimiento independiente, pero convirtiéndose en un centro de estabilidad que se manifiesta en un plano inferior.

Los dos movimientos se puede decir que mueren para dar nacimiento a una unidad en un plano inferior. Similarmente, cuando esta forma eventualmente se quiebra, o muere, libera las dos fuerzas en un plano superior, que nacen así de nuevo.

Así que el nacimiento y la muerte son términos para uno y el mismo proceso transformador, pero mirado como un comienzo o como un final de acuerdo con el plano de observación.

La Segunda Muerte tiene que ver con el cambio evolutivo.

La Vida, habiendo evolucionado en una forma inferior, tiene que pasar a una forma superior para continuar su evolución. Así se hallan extintas ahora prehistóricas formas de vida.

Para una conciencia animando una forma primitiva, la muerte de su raza parecerá una muerte y una tragedia, pero para una conciencia en la forma superior, la nueva forma es vista como un nacimiento que da nuevas oportunidades, y por lo tanto una ocasión para el regocijo.

La Tercera Muerte es la muerte del cuerpo físico.

Aunque las circunstancias de la muerte pueden ser desagradables o no confortables, la muerte física es una cosa necesaria porque permite al alma meditar sobre sus experiencias de la última vida, y volver después a la Tierra de nuevo, libre de las limitaciones de la edad física y la perspectiva restringida de la última Personalidad.

La Cuarta Muerte es el dormir, y es una Muerte Tercera menor.

Los usos que se hacen del dormir son de aplicación práctica muy importante.

«La Doctrina Cósmica» dice: «Durante la vida despierta del cuerpo la Individualidad se dedica a traducir en sus propios términos de abstracción las impresiones concretas que afluyen al interior del alma inferior.

Cuando ya no se vuelve hacia dentro por más tiempo, se vuelve objetiva sobre su propio plano y contempla el «rostro del Padre».

Se mide entonces a sí misma por el modelo Divino y hace aquellos ajustes que están dentro de su poder; pero los ajustes del espíritu son eoniales y son medidos por los lapsos del Cielo.

«Durante el dormir el alma poco evolucionada no puede, sin embargo, hundirse en el olvido, sino que,
estando muy relacionada con los insatisfechos deseos de la carne, puede continuar funcionando en
relación con las formas de pensamiento engendradas por estos deseos.

Sueña los sueños derivados de las  pasiones insatisfechas y de los impulsos de los instintos.

La Individualidad no se libera, y en vez de contemplar el «rostro del Padre que está en el Cielo» contempla la imagen invertida de la forma humana, y se desarrolla por tanto en su semejanza.

La Individualidad, siendo incapaz de funcionar en su propio plano, no hace ningún crecimiento y permanece sin evolucionar; y la Personalidad se convierte en una caricatura exagerada de sí misma.

De esto sólo puede ser liberada por la Tercera Muerte, permitiendo por tanto a la Individualidad afirmarse, pero si la Tercera Muerte es incompleta el alma inferior continuará soñando sobre el plano astral.

Esto nos conduce a la cuestión de la Quinta Muerte.»

La Quinta Muerte es la muerte de la Personalidad.

«La Doctrina Cósmica» la describe como sigue:

«La Personalidad, cuando es arrebatada del cuerpo por la muerte física, continúa viviendo y funcionando como una Personalidad, y el hombre no cambia en nada y todavía «responde al nombre que llevó en la carne».

Arde con deseo en los Infiernos Inferiores hasta que son quemadas las posibilidades de deseo.

El deseo permanece entonces como una idea abstracta y es parte de la Individualidad. Muere pues a los deseos inferiores pero continúa viviendo en los deseos superiores.

De éstos a su vez aprende él que son finitos y mortales; encuentra que constituyen barreras entre él mismo
y su Padre Cuyo rostro contemplaría, y desea escapar de ellos.

No amará ya por más tiempo con el amor personal que ama a una persona, sino con la manifestación superior del amor que es Amor en sí mismo, y no ama a una persona o cosa sino que es un estado de conciencia que todo lo abraza.

Busca entonces la liberación del amor menor, y es este deseo por zafarse de aquello que, aunque bueno, es finito, a fin de realizar el bien que es infinito, lo que causa la Quinta Muerte, y él nace a la conciencia de la Individualidad, y vive sobre el plano de la Individualidad percibiendo el rostro de su Padre que está en los Cielos.

 Pero con el despertar del deseo llegan de nuevo los sueños, y con los sueños llega la nueva llamada de la
materia. El Espíritu, contemplando el rostro de su Padre hasta que la conciencia está cansada de Su
brillantez, cierra sus ojos y duerme; y durmiendo, sueña con los deseos insatisfechos y así nace de nuevo,
porque sobre el plano del deseo un estado de conciencia es un lugar, y así como deseamos, así renacemos.

Así cada hombre hace su propio Karma.

La Sexta Muerte es el trance, que es afín a la muerte física y al dormir.

La Séptima Muerte es la Iluminación, que es una muerte de la Personalidad, aunque una muerte en vida, pero con la diferencia de que la Personalidad vive dentro del mundo físico , pero controlado desde los niveles superiores en vez de los inferiores, por la Individualidad más que por la Personalidad misma...



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irreflexiones desprogramadoras en
TAROT DE MáXIMO
fuente: A Practical Guide to Qabalistic Symbolism
(Gareth Knight)




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