Las Sete Quedas (siete caídas) del río Teles Pires, que corre entre los estados amazónicos de Mato Grosso y Pará, en el centro de Brasil, son un oasis espiritual que veneran los indígenas kaiabi.
- Es un área sagrada, nuestra madre creadora. El pajé (chamán) dice que es allí donde desovan los peces - asegura João Kayabi, de 52 años.
Es el cacique de la aldea Kururuzinho, donde viven los habitantes de este pueblo hablante de una lengua de la familia tupí-guaraní.
Estudios sobre la biodiversidad del curso del río - efectuados por la empresa estatal de Pesquisa Energética - identificaron allí casi 700 especies vegetales y más de 200 de peces, como el surubí pintado, el dorado, el pirarará y el jaú, entre otros.
Por eso no es raro que el Teles Pires sea uno de los mejores ríos del mundo para la pesca.
No obstante ello, esos saltos rocosos, con cascadas de 20 metros de altura, pueden quedar definitivamente cubiertos por el embalse de la central hidroeléctrica que está inundando toda una superficie de 95 kilómetros cuadrados.
- La obra colisiona con las creencias, costumbres y tradiciones de los kayabis, mundurukús y apiakás (otras etnias cercanas al sitio, en total unas 12.000 personas) - dice la indigenista Juliana de Paula Batista, que asesora a organizaciones aborígenes del sudoeste amazónico.
- La central pone en riesgo los peces, el sitio sagrado, la calidad del agua, las especies raras y endémicas, la vegetación general y la caza - argumenta.
Asimismo, los kayabis se encuentran a solo 50 kilómetros de donde se emplaza la hidroeléctrica.
Si bien en los permisos se manda a que las tribus no sean desplazadas, en sus aldeas hay temor de permanecer en el área 'porque en caso de accidentes, como la rotura de la presa, las aguas las arrasarían', aseveró Batista.
Pero Teles Pires forma parte del Programa de Aceleración del Crecimiento iniciado por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003- 2011) y según la empresa concesionaria, esta tiene la capacidad para abastecer a 2,7 millones de familias, por lo que la energía generada se suma al sistema interconectado nacional.
- Pero cómo medir y valorar la destrucción de Sete Quedas? Cómo valuar las consecuencias socioambientales de miles de migrantes que van a la región donde se instala una de estas grandes obras? - cuestiona Batista.
Y para los kayabis, el paisaje de Sete Quedas es uno de esos lugares que los humanos jamás deberían tocar.
- Es la morada de un dios responsable del equilibrio natural - lamentó João Kayabi.
- Él se terminará quedando bajo el agua, y sólo permanecerá en el recuerdo...
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fuente: Inter Press Service (ipsnews.net)
imagen: niños kaiabis jugando en el río
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