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Tarot dice: la voz de los arcanos (en frases e historias célebres) - VERÓNIKA DECIDE MORIR




Esta obra del afamado novelista brasilero cuenta la odisea de una muchacha que aparentemente lo tiene todo, pero que decide quitarse la vida tras darse cuenta de que se le ha vuelto monótona.

Está en gran parte basada en la propia experiencia de Coelho en un hospital psiquiátrico.

En ella se dice que la locura es la incapacidad para expresar nuestras ideas, como si estuviésemos en medio de un país extranjero sin conocer el idioma.

Felizmente no es lo que ocurre en el libro, ya que logra hacernos llegar su sentido más profundo de una manera muy clara, además de amena e interesante.

A continuación la síntesis de su argumento completo, representado por los arcanos de este mazo tan especial, que sin duda tanto le refrescarán la memoria a quien ya lo haya leído (o visto la película, aunque no es exactamente igual) como se lo aproximarán a quien aún no lo haya hecho, sentando la base para su mejor comprensión.

Ahora se corre el telón y ya podemos empezar a disfrutar de la historia...


Verónika es una joven de 24 años que nació y creció en Eslovenia,
 un país soberano de Europa Central.


Es atractiva, cuenta con un buen trabajo y no le faltan pretendientes.

Sin embargo, considera que no es feliz


 pues cree que ya lo ha vivido todo, o al menos lo poco que le interesaba,


 y no deseosa del resto (que según ella sería sólo lo malo, lo rutinario, etc.), 
en una mañana de noviembre 'decide morir',


 tratando de acabar con su vida al tomar  
cuatro cajas de pastillas para dormir.

Pero su intento de suicidio no tiene el fin que esperaba, 
y después de unos días se despierta en un extraño lugar.


De la enfermería le informan que se encuentra en Villete, 
un hospital mental en Ljubljana (también en Eslovenia),
y de su delicado estado, aunque con mucho tacto y reserva. 

Pasados otros días, Verónika por fin admite que no está muerta, 
y se resuelve a hablar con su médico para que le diga
toda la verdad.


 Este le confirma lo que le habían adelantado un poco al despertarse, 
acerca de que ahora ella padece de unos problemas muy graves de salud,


porque con su intento de suicidio ha ocasionado 
daños en su corazón.

Pero también le dice que los mismos son irreparables,
y que debido a la necrosis en el ventrículo


de ese órgano vital, de hecho podría morir en cualquier momento,
ya que dejaría de latir en 5 días o una semana como máximo.

Siguen transcurriendo las horas, y mientras está allí,
 Verónika conoce a otras dos enfermas, Mari y Zedka , 
la primera de las cuales no lo está,


pero prefiere parecerlo para no tener que abandonar el lugar
(al igual que otros con los cuales forma un grupo 
que se hace llamar 'la fraternidad').

La respectivas historias de las internadas, más todo lo que 
va viendo en el singular lugar, 
empieza a conmoverla, pero al mismo tiempo 


no puede dejar de pensar en cómo lograr matarse de nuevo,
ya que le provoca mucha ansiedad lo de tener que esperar la muerte
tal como se lo señaló el doctor.

Fracasando en sus intentos y sintiéndose incapaz de conciliar el sueño, 


una noche decide salir a caminar. 

Entra a la sala del piano, el instrumento que tanto le gustaba
de chica, y comienza a aporrearlo con violencia,


intentando liberar la tensión por tanta frustración. 

En ese momento es cuando - atraído por los impactantes sonidos del piano -,
 sigilosamente se le aproxima el retraído Eduard,
 un joven esquizofrénico que nadie ha escuchado nunca hablar, 


y que a partir de entonces irá desarrollando
un interés muy marcado por ella,
dibujándola todo el tiempo.

A la misma vez, y junto con lo que las otras internas le enseñan acerca de 
que uno debe aprender a vivir sin cobardía, aceptando retos, 
y sin la necesidad de seguir las reglas que la sociedad marca como normales, 


cuestión de ser uno mismo y apreciar el milagro de la vida, 
la chica  también empieza a descubrir en su interior
un montón de sentimientos extraños.

Pero los días pasan, y Verónika percibe con impotencia
como se va debilitando su corazón, 


lo que le provoca tremendos ataques de pánico, mientras que por otro lado
se siente cada vez más cerca del guapo, misterioso y encantador Eduard.


 Tanto es así, que se acostumbra a tocar el piano todas las noches 
sólo para él, y al hacerse consciente de que está enamorada


también se da cuenta de lo poco que había estado aprovechando su vida, 
sufriendo al reconocer que a ese vacío lo había proyectado
 también hacia su propia madre 


(a la que rechaza recibir cuando la va a visitar, ya que
 no sabe ni cómo despedirse de ella), a pesar de todo el amor 
que aquella siempre le había demostrado, y por más que ello incluyese 
obligarla a estudiar leyes, cuando lo que en realidad deseaba era ser pianista.

Impulsada por esta nueva conciencia,
 se presenta en el consultorio del doctor Igor para pedirle el favor 
de que le dé una pastilla o algún medicamento que le ayude a estar despierta 


durante la posible última jornada que le queda, pues quiere
 aprovecharla para hacer y disfrutar de todo lo que hasta ahora 
nunca ha hecho ni disfrutado realmente.

Esa tarde, Verónika y Eduard (que a esa altura ya había empezado a hablar)
se escabullen del hospital, y en una especie de catarsis, 
él le va contando todo sobre cómo el amor por la pintura le ayudó a superar 


el accidente de bicicleta que sufrió en su pasado,
dándole otro sentido a su exitencia, pero no la oposición 
de sus padres a que se dedicara a ella, en vez de a la diplomacia como 


lo había hecho su papá, que era embajador,
y que al final la presión había sido tanta que terminó
en ese hospital sufriendo una gran esquizofrenia. 

Comen  y se emborrachan en un restaurante, 


pasean por las calles, 
y suben a una colina mientras cae la noche.

Es entonces cuando Verónika le agradece a Eduard por 
darle sentido a su vida, lo abraza 


y antes de quedarse dormida le pide a Dios que se la lleve en ese momento,


aceptando el fatal destino al que ella misma se había expuesto.

Pero cuando se despierta - al salir el sol - junto hasta el entonces desesperado
 Eduard (que también pensaba que estaba muerta) descubren 


que se ha producido un milagro, porque todavía está viva!

Mientras tanto, cuando le avisan al doctor  
que dos internos se han escapado 


él ya sabe que Verónika ha logrado sobrevivir, 
porque - tal como lo estaba enunciando en las últimas notas de
 su tesis sobre envenenamiento por amargura (o 'Vitriolo', como le llama él) - 
los efectos de ataques cardíacos simulados


que le provocaron las inyecciones de fenotal
(una droga que astutamente le administraba haciéndole creer 


que eran para ayudarla a morir lentamente) 
seguramente la habían asustado tanto que
no le era extraño que así aprendiese a valor su vida,


  y a todo lo bueno que tenía y había conseguido en ella,
pues - como concluye -
'La conciencia de la muerte nos anima a vivir más'.

La próxima vez que la joven se hiciese un exámen médico
sabría que estaba perfectamente sana, 


pero hasta entonces valoraría cada minuto 
de su vida como nunca antes lo había hecho... 





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tarot dice en
TAROT DE MáXIMO
fuente: Verónika decide morir (Paulo Coelho)
imágenes: Hanson-Roberts Tarot


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