Esta leyenda griega se remonta a mucho, mucho tiempo atrás.
En la ciudad de Orcómeno, en la mítica tierra de Arcadia, reinaba Atamonte.
Su esposa, Nefele - la diosa de las nubes -, había sido creada por el propio Zeus, a imagen y semejanza de su propia consorte, la reina Hera.
El matrimonio tuvo dos hijos, un niño llamado Frixo, y una niña llamada Hele.
Eran la adoración de su madre.
Sin embargo, por su parte Atamante ya llevaba un tiempo descuidando su relaciones de esposo y padre, pues se había enamorado de otra mujer, Ino, con la que se terminó casando, abandonando así a Nefele, que entonces volvió al Olimpo.
Ante esta situación, los niños empezaron a sentirse bastante infelices.
Su nueva madre no sólo no los quería, sino que los odiaba profundamente, sobre todo a Frixo ya que su existencia impedía que alguno de sus propios hijos llegase a ser algún día el rey.
Pero la cosa no quedaría sólo en ese cruel sentimiento, sino que a la despreciable mujer finalmente un buen día se le ocurrió el maquiavélico plan que necesitaba para deshacerse de él.
Primero se encargó de quemar todas las semillas de trigo de la comarca, y luego culpó a Frixo ante su padre.
Y - para más hincapié en ello - le afirmó que el Oráculo de Delfos también le había dicho que, para remediar la horrible situación de hambruna que se estaba viviendo, el en realidad inocente niño debería ser sacrificado al todopoderoso Zeus.
Por supuesto, el enceguecido rey aceptó.
Ajenos a esto, los hermanos seguían jugando en los jardines del palacio, siempre vigilados por su madre Nefele, que desde el cielo (dado que era una diosa y mitad fantasma) nunca dejaba de velar por ellos.
Por eso, enseguida de enterarse de los planes de Ino, envió un carnero dorado para alejarlos de aquel lugar.
Cierto es que también se ha dicho que en realidad fue el mismísimo Zeus quien lo hizo, enfadado por el hecho de que su sagrado nombre se usase para algo tan perverso.
Con tal que la llegada del animal sorprendió a los dos niños, pero su tranquila presencia y su aspecto tan deslumbrante hizo que los pequeños se sintieran inmediatamente conectados con él, ya que su singularidad era tal que muchas otras versiones dicen que incluso era capaz de hablar.
Pero más que entretenerlos, el carnero sabía exactamente lo que tenía que hacer, que se trataba esperar pacientemente a que los chicos se le subiesen al lomo.
Y así lo hicieron.
Frixo se puso delante y Hele detrás, abrazada a su hermano.
Espolearon al animal como si fuera un caballo, y este empezó a moverse.
Primero despacio, luego un poco más deprisa y, finalmente, a toda marcha, hasta que en un momento, zás!... levantó vuelo!
Hele se asustó mucho, pero su valiente y tierno hermano la tranquilizó.
Tenía el tipo de personalidad que muchos asocian al Paje - o Sota - de Bastos del Tarot.
Por lo mismo, Frixo ya sospechaba que todo aquello había sido una idea de su madre (o una bendición de Zeus) para rescatarlos de la peligrosa situación en la que estaban, y que seguramente serían llevados a un lugar donde se los trataría con amor y afecto.
Justo en ese momento en que el carnero iniciaba el vuelo, llegaron al lugar Ino y Atamante.
Atónitos ante tal espectáculo, comenzaron a gritar y a tirar piedras, para asustar y tratar de frenar su ascenso, pero todo fue en vano, porque los niños y el carnero de oro ya estaban desapareciendo tras las nubes.
Su frustración no era tanta por la huida de los jóvenes, sino por no poder atrapar al espléndido animal, al punto que inclusive se juraron recuperarlo.
Todavía no aprendían la lección!
Para entonces, Frixo y Hele continuaban su viaje por los cielos, pero llegó un momento en que la pequeña empezó a sentirte muy cansada y decepcionada, pues a pesar de estas muestras le costaba mantener la fe y la esperanza en que al final del largo viaje algo bueno les esperaba.
Sus brazos sin fuerza ya no podían sujetarla al hermano, y a pesar de los denodados esfuerzos de este por sostenerla y motivarla, acabó cayendo al océano, donde murió tristemente ahogada.
Así Frixo, aún consternado, terminó finalmente arribando sin su hermana a Cólquide (región situada al final del Mar Negro, actual Georgia), al palacio del magnánimo rey Eetes, tal como estaba previsto.
Pero a pesar de todo, igualmente allí logró crecer fuerte y feliz - como se lo había propuesto -, y hasta llegó a casarse con la hija del rey, la princesa Calcíope.
En determinado momento, para dar las gracias a Zeus por su vida ahora tan próspera, decidió sacrificar al carnero de oro, y le obsequió la piel a su suegro, quien ordenó colgarla de un roble, para la admiración de todos.
El valiosísimo vellocino estaba custodiado por un dragón, y en el lugar se reunían los que querían oír otra vez las intrépidas aventuras de Frixo y Hele.
Y fue allí que permaneció, hasta que el héroe Jasón (el de los célebres argonautas) se lo terminó llevando por la fuerza, aunque esa es otra historia...
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mitología asociada en
TAROT DE MáXIMO
imagen: Aries - The Legend of Phrixus and Helle,
publicado por dylazuna en Deviant Art
(devianart.com)
* Comentarios extras (efectuados en respuesta a los planteos de algunos seguidores en www.facebook.com/tarotdemaximo):
- Y cuál hubiese sido el sacrificio? Si bien considero que a veces es mejor la ofrenda de premio que de sacrificio, a la vez pienso que lo que salió de una lado debe volver al mismo. Soy consciente de lo que cuesta entender la razón de eso, y por lo mismo cómo no logramos captar su significado en tradiciones más complejas - sobre todo en las iguales a esta, llamadas paganas - porque, a diferencia de ello, la necesidad de morir del Cristo para los cristianos es como que mucho más comprensible, no? Pero bueno, es sólo cuestión de ampliar la visión un poco. Gracias por la pregunta, Danna, y saludos para tod@s, me alegró que les gustara.-
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