No es difícil entender por qué al hombre primitivo se le ocurrió divinizar la naturaleza que giraba a su alrededor, desde que no contaba con los conocimientos necesarios para entender siquiera sus ciclos.
Para él el sol podía salir otra vez o no; no era algo de lo que pudiese estar seguro.
Lo mismo le habrán conmovido los ciclos lunares y su influencia sobre los acontecimientos naturales de los que dependía su supervivencia, por lo que no es extraño que los comenzase a considerar dioses y rendirles culto, con tal de poder contar con sus favores.
Mientras los hombres salían a cazar, las mujeres criaban a los hijos y se encargaban del reconocimiento de las plantas curativas, y de todos los ciclos naturales.
Así se volvieron expertas en la comunicación con la Madre Naturaleza.
Por ello la mujer tiene un papel primordial en esta religión, pues aquí el poder religioso fue de origen matriarcal.
A la fe o creencia se le agregó la práctica del ritual - o ceremonias de sacrificio, ofrenda o expiación - y así arribamos al concepto de religión.
Y de la prehistoria a Grecia, Egipto o Roma, hasta el Norte de Europa a donde llegan las antiguas fiestas dionisíacas, no hay más que unos segundos de tiempo universal.
De esta manera es que va surgiendo la Antigua Religión - o Brujería - y a la que se le otorga el nombre de Wicca a partir de los años 50 del siglo pasado, término que en la lengua celta significa 'sabiduría'.
O sea que este culto no tiene nada que ver con el satanismo desde que en su doctrinario ni siquiera reconoce la figura del diablo, la que en realidad posee orígenes gitanos y cristiano-católicos.
La confusión está en la antigua imagen con aspecto de macho cabrío que tiene Pan (Fauno o Mammon), el Dios Sol, que con su consorte Diana (Hécate o Deméter), la Diosa Lunar de tres aspectos - según sus fases-, son los dueños del equilibrio natural, por lo que no siempre totalmente buenos o compasivos.
De allí surgen muchas confusiones acerca de los sacrificios que habrían exigido o no, o de los aspectos que asumiría su adoración.
Pero lo seguro es que brujo (o bruja - 'sabia' -) es la persona que tiene como particularidad entender a la alegría y el placer como otra forma de agradar a la divinidad, además de la oración, y que acepta el principio de la polaridad - lo bueno y lo malo interactuando al mismo tiempo-, como parte de la misma realidad, así como la integración de los principios masculinos y femeninos en la misma persona.
Para ellos lo importante es que se mantenga el equilibrio que sus dioses representan.
Su fin es la adoración a las fuerzas creadoras de la naturaleza a través de las nociones de Fuerza Vital y Polaridad, y su utilización produce la capacidad de realizar actos extraordinarios a los que se les llama 'brujerías', una práctica que implica al aprendizaje y el uso de la magia ritual y/o simpática, porque se trata del reconocimiento y utilización de la energía universal desde lo interior (pensamiento) y exterior (elementos), aprovechando y asimilando metafóricamente en sus ritos los ciclos naturales, donde el cambio de estaciones asume una importancia fundamental como imagen del objetivo de la vida, el cambio y el resurgimiento eterno.
Cuando el hombre en su arrogancia comenzó a construir la idea de un Dios a imagen suya, y a expandir la intolerancia y el odio, los adeptos a la Diosa sufrieron la persecución de los partidarios de la nueva religión patriarcal, la de un único y sólo Dios, el 'Dios Padre Todopoderoso y Castigador'.
Estos los atacaron a cruz, espada y fuego, hasta que parecía que la luz de la Diosa se había apagado para siempre.
Sin embargo su culto continuó practicándose en secreto, un secreto que se guarda hasta hoy como tradición y precaución, aunque ya no tan estricto puesto que hay confianza en el resurgimiento del aspecto femenino de Dios, la Misericordia, que a nivel cristiano es personalizada tanto en la imagen de la Virgen María, como en la de María Magdalena.
Para terminar cabe una aclaración respecto a las diferencias entre brujo y mago.
El brujo es el que utiliza la magia dentro de los cánones y principios de su religión - la Wicca -, por lo que siempre actuará en base a la ley de 'haz todo lo que quieras mientras no dañes a nadie ni nada'.
Por su parte, un mago es cualquiera experto en el uso de la magia, y los principios de su conducta sólo son lo de su conciencia individual.
Por lo tanto no existen 'brujos negros', como se cree equivocadamente, sino sólo 'magos negros'.
El brujo siempre es un mago blanco, o no sería brujo....
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imagen: de la película
Las Nieblas de Avalón
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