Fue en 1929 que el ilustre artista y humanista ruso Nicolás Roerich propuso a la Liga de las Naciones - precursora de la ONU - el Pacto Roerich de la Paz y la Cultura, sobre la protección de las instituciones artísticas, científicas e históricas del mundo.
El mismo se firmó el 15 de Abril de 1935 y en esa oportunidad, bajo el precepto de que no hay cultura sin paz ni paz sin cultura, se internacionalizó también esta Bandera de la Paz, signo distintivo para identificar los objetos que se encontraban en necesidad de protección.
Contrastando con un fondo de blanco color, usualmente asociado a la paz y sintetizando la completa diversidad de la escala cromática, la misma contiene un anillo que alude a la infinidad del tiempo, y tres círculos iguales inscritos en su interior - que refieren al concepto de la trinidad sagrada presente en todas las religiones -, todo en color rojo profundo, como la sangre cuya tonalidad es la misma en cada ser humano, sin importar su raza, género ni orientación de cualquier tipo.
Por eso este símbolo no lesiona intereses de ninguna clase, ni representa ninguna ideología, política, credo o religión, sino simplemente la unidad en la diversidad, con el fin de sentar las bases para una cultura sustentable, una cultura de paz, respeto y aprecio por las diferencias.
Sus esferas representan a la Ciencia, el Arte y la Espiritualidad, y están unidas en forma de triángulo equilátero, con el vértice hacia arriba.
Pero no es una insignia moderna, sino que como se ha podido comprobar, ya aparecía en pinturas rupestres de Mongolia, con más de 9.000 años de antiguedad, que aún se conservan intactas.
En la India es conocido como Chintamani, o 'felicidad', pues allí consideran que es sólo cuando se logra la paz interior que se puede ser verdaderamente feliz.
Para la cultura Maya significa Hincan-Inkaten-Uchagen: Quiero, puedo y hago.
En el Budismo es la representación del Padre, junto a la Madre y el Hijo.
A su vez el Dalai Lama lo ha incluido varias veces en la iniciación del Kalachakra.
En la tradición Católica se suele colocar a los pies de la imagen de la Santa Virgen.
Y del mismo modo en muchas otras culturas, que siempre le han otorgado un sentido tan profundo como antiguo, lo que en realidad no es tan raro teniendo en cuenta que, como lo explica la medicina tradicional China, es en la tríada de esos círculos que se encuentra el campo electromagnético o aura del hombre, y conforme su ser comienza a evolucionar espiritualmente, logrando elevar su frecuencia vibratoria, estas se unen en la 'corona' de su cabeza - por encima de lo que ellos llaman 'meridiano número 24' - y así se establece una conformación energética idéntica a la que la bandera representa.
De esta forma, al ir tomando conciencia y armonizando sus pensamientos, palabras y acciones, el ser humano se integra con la frecuencia dentro del círculo, la que a su vez está en resonancia con aquellos seres que son los capacitados para contribuir con sus acciones a la paz del planeta, fomentando así el equilibrio universal.
Por lo tanto sólo aquellos que logren sintonizar con tal radiación serán quienes puedan contactar con las más elevadas metas de la Jerarquía, para ayudar a reconectar el Cielo con la Tierra, y así conseguir que el Logos, Cosmos Prístino o Divino Espíritu, abrace a la humanidad y le brinde la paz, armonía y felicidad que tanto busca...
elementos de poder en
TAROT DE MáXIMO