Las ágatas presentan diferentes tonalidades y disposiciones.
Su color varía desde el azul grisáceo a los ocres, rojos, rosados, verdes y marrones.
El bandeado se puede disponer concéntricamente, en bandas paralelas o de forma desordenada.
Hay que prestar especial atención a los ejemplares teñidos, sobre todo los azules, verdes y fucsia intensos, que abundan en las tiendas, pero que no son adecuados para trabajar con ellos.
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Propiedades
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Para las sociedades arcaicas era una ventana mágica abierta al mundo de los dioses, a través de la cual podían comunicarse directamente con ellos, y hoy sus formas, llenas de vitalidad orgánica y espiritual, llevan a asociarla de inmediato con los conjuntos celulares humanos.
Quizá por ello el ágata es ideal para revitalizar cualquier parte del cuerpo sobre la que se sitúe, ejerciendo además como un gran protector energético.
Emocionalmente ayuda a sanar las heridas y a limpiar el aura, favoreciendo la aceptación de aquello que no se puede cambiar.
El ágata azul ayuda además a controlar la fiebre.
- Para la curación:
El ágata se puede situar sobre cualquier parte del cuerpo para favorecer la curación de la misma.
- Para las emociones:
Ayuda a superar los problemas, a transformar las emociones negativas y a darnos seguridad para seguir adelante.
- Para usar como decoración en el trabajo:
Al ser una potente limpiadora de energía tanto física como emocional, es una piedra perfecta para decorar nuestro lugar de trabajo (como pisapapeles, ceniceros, portalápices, colgantes, etc. que se consiguen en joyerías o hasta artesanatos y puestos callejeros), pues posibilitará tanto aumentar nuestra percepción como ampliar la concentración, y a neutralizar el dañino poder de cualquier envidia o celo que ande en la vuelta...
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elementos de poder en
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