Mitología: Rómulo, Remo y la loba - CUANDO LOS INSTINTOS MANDAN

Mitología: Rómulo, Remo y la loba - CUANDO LOS INSTINTOS MANDAN

Cuenta la leyenda que el rey de la latina y antigua ciudad de Alba Longa, llamado Numitor, fue destronado por su hermano Amulio.

Este lo desterró e hizo matar a todos sus sobrinos, a excepción de Rea Silvia.

Pero a Amulio no le convenía que su sobrina predilecta tuviese descendencia, así que primero la encarceló y luego la obligó a dedicarse al culto de la diosa hogareña Vesta, asegurándose de esa forma que permaneciese virgen.

Sin embargo no lo consiguió, pues un día en que esta se encontraba durmiendo en la orilla de un río, el dios de la guerra - Marte - al verla se quedó tan prendado de su belleza, que no pudo resistirse y la violó, dejándola embarazada.

Y fue como consecuencia de esa relación tan escabrosa, que nacieron los gemelos Rómulo y Remo.

Al enterarse su tío estalló en cólera, y condenó tanto a Rea Silvia como a los recién nacidos, a ser arrojados al río Tíber.

Pero los esclavos encargados de cumplir el castigo se apiadaron de los pequeños, y sólo dejaron la canasta a las orillas del mismo.

Quizo el destino que allí fuesen encontrados por una loba que - al verlos muertos de hambre - tuvo el instito de amamantarlos, hasta que fueron finalmente descubiertos por un pastor que los crió junto a su esposa.

Muchas esculturas e imágenes de aquel sensible animal con los bebés pueden verse hoy por todo el mundo, y el Tarot suele recogerla más explícitamente en algunas versiones de su arcano El Loco, como la del mazo Golden Dawn (ver foto).

Con el pasar de los años los hermanos supieron de sus turbulentos inicios, y decidieron volver a Alba Longa para vengar los crímenes de su tío abuelo.

Mataron a Amulio y le devolvieron el trono a Numitor.

En agradecimiento, este les cedió unos territorios al noroeste de Lacio - justo en la misma zona donde la piadosa loba les había salvado la vida - para que crearan un reino.

Ellos no se ponían de acuerdo en cuál debía ser el punto exacto para fundar la ciudad, ni cuál de los dos se merecía ser el monarca.

Remo vio seis buitres volando sobre un territorio, e interpretó esto como un presagio de que ese era el lugar indicado, pero Rómulo vio doce buitres volando sobre otro y consideró que a él y a ese espacio le habían señalado los dioses.

Trazó el contorno de la futura urbe con un arado, y juró que mataría a quien franqueara tales imaginarias murallas.

Su gemelo creyó que esas amenazas nunca se harían efectivas, y se decidió a cruzar la línea.

Acabó siendo asesinado por aquel, quien a la vez se convirtió en el rey de la nueva ciudad, la misma a la que en su honor - y por arrepentimiento de lo que ni el más salvaje animal habría hecho - terminó llamando Roma...



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