Todo mundo admira a la persona ambiciosa y la gente hace lo posible para que sus hijos estén llenos de ambición y empuje.
Se ha dicho incluso que la ambición es la vida misma.
Es esto correcto?
La ambición es hambre.
Una persona hambrienta anhela alimento y una persona ambiciosa anhela los objetos de su ambición.
Es un gran error pensar que la ambición es la vida.
El hambre no es vida, es tan sólo el estímulo que el Todopoderoso ha implantado en sus criaturas para recordarles que hagan lo necesario para mantenerse vivas.
En forma análoga, todas las ambiciones de nuestro corazón, para bien o para mal.
Si echamos una ojeada al reino animal vemos que los animales hambrientos comen hasta que están satisfechos, y no vuelven a comer de nuevo sino hasta que están hambrientos una vez más.
El cerdo es tal vez una excepción, pues como todo el tiempo y en apariencia nunca está satisfecho.
El ser humano sufre de una enfermedad similar.
Está eternamente hambriento y no es tan sólo el hambre de más dinero lo que lo domina todo el tiempo, lo mismo sucede con todos sus deseos y ambiciones físicas: mientras más trata de satisfacerlos, más intensa se vuelve el hambre.
Podemos ver que la ambición es el impulso de atraer hacia uno mismo lo que está en el exterior; en ello difiere de un impulso fisiológico como el hambre, que es simplemente la percepción de la necesidad de llenar el estómago, lo que es a todas luces una meta definida y limitada.
Por otro lado, el que por su mala fortuna cae en manos de la ambición por el dinero (o de algún otro anhelo material), no necesita ninguna cosa conocida o definida, está gobernado por un impulso nuevo y artificial para extender sus dominios, para obtener lo que está fuera de sí mismo sólo porque está fuera de sí mismo:
No desea el objeto en cuestión en virtud de un valor intrínseco que pudiese poseer, sino simplemente porque es percibido como algo que está más allá de su alcance.
Se concluye - y esta es la mejor indicación de la verdad de nuestro análisis - que tan pronto obtiene el objeto de su deseo este ya pierde interés para él, ya no tiene el poder de satisfacer su deseo.
Pero cuando la persona observa que su ambición no queda satisfecha, interpreta mal esto y se imagina que puede satisfacer su hambre obteniendo otras cosas, cosas que están aún más allá de su alcance.
Por lo tanto transfiere su ambición a ellas.
Es bien sabido que la gente rica generalmente desea dinero y está dispuesta a sacrificarse por él más que la mayor parte de la gente pobre, tal como dicen nuestros rabís:
- Aquél que tiene cien quiere doscientos; el que tiene doscientos quiere cuatrocientos -.
Es inútil decir que, de nuevo, se verá desilusionado.
La persona que está en manos del deseo no sabe que impulsa a su deseo el hecho de que el objeto anhelado sea temporalmente inalcanzable y que si tan sólo pudiese obtenerlo sin grandes dificultades, perdería todo su atractivo.
El está convencido de que su felicidad depende de alcanzar ese objeto particular y que si tan sólo alcanzase esta meta sería feliz para siempre.
Si sólo se diese cuenta de lo equivocado que está en esto, cesaría pronto su cacería.
Otra cosa que debemos observar es que el concepto de propiedad puede a menudo ser muy engañoso.
Mi propiedad no es tan mía en el mismo sentido que lo son mis brazos y mis piernas o mis pensamientos.
Nadie puede nunca 'poseer' un objeto exterior en forma tal que se una a él y sea parte de él, como su cuerpo, ya no se diga su alma.
El concepto de la posesión debe ser definido en forma operacional y significa simplemente que ciertos objetos serán utilizados por la persona X y que no serán tomados por otra persona sin su permiso.
No encaja que una persona desee unirse a aquello a lo que no es posible atarse; su deseo nunca puede ser satisfecho y tan solo quedará adolorido.
Feliz es la persona que desea incrementar las adquisiciones de su yo verdadero, de su alma: nada puede evitar que llene su deseo y no existe fuerza en este mundo que pueda privarlo de tales adquisiciones; se siente feliz en este mundo y en el próximo...
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irreflexiones desprogramadoras en
TAROT DE MáXIMO
fuente: En busca de la verdad
(Rabí Eliyahu Dessler)