Había una vez un pobre granjero que sólo podía permitirse tener un caballo.
Cuidaba muy bien al animal, pero una noche de verano este se escapo por una valla endeble, y huyó.
Cuando los vecinos se enteraron de lo que había ocurrido, visitaron al granjero para ofrecerle sus condolencias.
- Que mala suerte! - exclamaron.
El granjero contestó:
- Tal vez sí, tal vez no -.
Una semana después, el caballo fugitivo regresó tranquilamente al establo, seguido de seis caballos salvajes.
El granjero y su hijo se las arreglaron para encerrarlos a todos.
De nuevo se presentaron los vecinos.
- Que gran suerte! - exclamaron.
- Tal vez sí, tal vez no - respondió el granjero.
El hijo del granjero empezó enseguida a domar a los recién llegados.
Mientras trataba de domar al semental, fue lanzado al suelo y medio pataleado.
Sufrió una grave rotura en una pierna.
Los vecinos acudieron a investigar.
- Que terrible suerte! - exclamaron.
El granjero respondió:
- Tal vez sí, tal vez no -.
Al día siguiente unos soldados visitaron el pueblo del granjero.
Había estallado una lucha entre dos señores de la guerra y uno de ellos venía a reclutar a todos los jóvenes de la localidad.
Aunque los hijos de los demás granjeros fueron obligados, su hijo quedó exento debido a sus heridas.
Los vecinos volvieron a reunirse.
- Que suerte tan fantástica! - exclamaron.
- Tal vez sí, tal vez no - respondió el granjero…
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irreflexiones desprogramadoras en
TAROT DE MáXIMO
fuente: antigua leyenda taoista