Hay unos monjes tibetanos, seguidores del budismo, llamados lung-gom-pa, que en Tibetano se traduciría como 'ligeros de pies', y que también son conocidos como 'hombres del viento'.
La famosa periodista y exploradora inglesa, Alexandra David-Neel (quien vivió 14 años en el Tíbet), en su libro Magic and Mistery of Tibet narra que una vez, mientras caminaba con su guía Yong-den a través de una gran llanura en el Tíbet, vieron a lo lejos un punto negro que se movía.
Con la ayuda de sus binoculares pudo distinguir que se trataba de un hombre que avanzaba hacia ellos muy rápidamente, como a grandes saltos.
Yong-den le dijo que era un lung-gom-pa.
Alexandra cuenta:
- Pude ver su cara impasible con los ojos abiertos como si mirasen fijamente algo elevado. Avanzaba a grandes saltos. Parecía que tenía la elasticidad de una bola y rebotaba cada vez que sus pies tocaban la tierra. Sus pasos tenían la regularidad de un péndulo -.
Cuando el monje se acercó a ellos, la investigadora se dio cuenta que estaba en trance.
No mostraba que le faltara el aliento, pero parecía estar apenas consciente y era incapaz de hablar.
Su guía le advirtió que no debía parar o acosar a aquel monje pues podía costarle la vida.
Ella igual intentó seguirlo a caballo, pero el lama desapareció en la distancia.
Y es que en este tipo de trance, el lung-gom-pa conoce el terreno y los estorbos del camino al igual que un sonámbulo puede evadir sin problemas cualquier obstáculo que se le presente.
Se dice que lograr esta disciplina requiere de tres años y tres meses para completarse, tiempo en el cual el discípulo aprende de su maestro ejercicios de respiración y ciertas técnicas de yoga para aligerar el cuerpo.
Afirman que tras una intensa práctica, el cuerpo se vuelve tan ligero que es posible sentarse sobre una espiga de cebada sin doblarla!
En el siglo XVI Juan Polo de Ondegardo, un oficial de la corona en el Cuzco, también escribió que los sacerdotes incas podían volar sobre los árboles.
Tres siglos después el padre Papetard, un misionero francés, en Oregon, afirmó haber visto volar por encima de los árboles a los brujos de la tribu.
Mientras que los antropólogos Thomas Buckley y Carobeth Laird, aseguraron por separado que tanto los indios Yurok del norte de California como los Cheme-huevis del sur tenían una manera de correr - o desplazarse - semejante a la de los lung-gom-pa...
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fuente: GUTSMX
(gutsmx.com)
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