Muchos maestros han entregado la enseñanza a la humanidad, y al maestro Jesús le tocó representar el drama cósmico sobre la Tierra.
Sabía que la mayoría de la gente común no estaba preparada aún para recibir el mensaje superior, y por eso hablaba en parábolas, seguro de que aunque le escuchasen, no todos le entenderían el místico mensaje que sólo era - en su aspecto más elevado - para aquellos iniciados que tenían 'oídos para oír' (entendimiento superior).
El drama cósmico representa el nacimiento de la fuerza crística dentro del hombre que ha llegado a los albores de la iluminación.
Aquel que encarnaba la energía crística dentro de sí, incorporaba la fuerza de la vida, el poder y la sabiduría del cosmos.
Cuando un hombre asimila tal fuerza en lo físico, en lo psicológico y en lo espiritual, se cristifica.
La viva representación del maestro Jesús desde su nacimiento hasta la ascensión, nos muestra lo que realmente vive interiormente el iniciado, en la última etapa del camino hacia la liberación, pero debe estar preparado para recibir esa poderosa energía.
El ser humano tiene un cuerpo físico y un cuerpo energético - etérico o vital - por donde circulan una serie de fuerzas que garantizan su supervivencia en el mundo físico.
Pero un iniciado, para recibir la energía crística, debe haber nacido de nuevo.
Cuando Jesús le dice a Nicodemo que aquel que no renaciera del agua y del espíritu no puede entrar al reino de Dios (Jn3.5), estaba haciendo referencia a este nacimiento segundo que se produce en el iniciado más avanzado.
Pero seguramente Nicodemo no conocía el misterio que encerraban las palabras de Jesús, ya que durante muchos siglos, sólo los más elevados místicos conocían la práctica tántrica sexual del arcano (el secreto) para el nacimiento espiritual, y por ello Jesús le volvió a decir 'Tú eres maestro de Israel, y no sabes esto?' (Jn.3.9).
Se realiza la misma alusión en el pasaje bíblico de la mujer samaritana, cuando esta le dice 'Señor, dame de esa agua (el conocimiento superior) para que no tenga más sed' (Jn.4.15-16), y Jesús la envía a que llame a su marido, evidentemente para darle el secreto (trabajo en pareja de la alquimia sexual capaz de obtener el elixir de larga vida).
En definitiva, la energía sexual es la más poderosa del universo, ya que es la única que puede crear y dar vida.
Un ser humano nace de la unión sexual entre un hombre y una mujer, pero esta energía no sólo crea en un aspecto físico, sino que también puede crear cuerpos más sutiles o espirituales.
En la más perfecta castidad, el alquimista trabaja con su sacerdotisa, sublimando las energías creadoras por la columna vertebral, para ir creando dentro de sí mismo cuerpos más sutiles que el cuerpo físico, para su posterior manifestación en dimensiones superiores (los cielos).
Jesús dijo 'y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre'(Jn.3.14).
En este pasaje bíblico se especifica que Moisés no sólo practicaba el yoga tántrico - o magia sexual - con su esposa, sino que hay una referencia directa a la ascensión de la serpiente, que la sabiduría oriental llama Kundalini, y que es el fuego energético sexual que sube por el canal medular del asceta hacia su cabeza, despertando los poderes ocultos a través de los siete chakras ubicados a lo largo de su columna vertebral.
Fue esto mismo lo que llevó a Moisés a tener influencia sobrenatural sobre los cuatro elementos de la naturaleza, e incluso hasta provocar milagros tales como el de la separación de las aguas, la formación de la columna de fuego, y demás portentos de los que fue capaz.
Y esta representación serpentina del ascenso de la energía sexual trasmutada, se observa también en las más antiguas culturas de sabiduría.
En los códices mayas son visibles varias etapas del yoga tántrico que utiliza el auxilio de una mujer, que en la India y el Tíbet es llamada Shakti.
Shiva-Shakti es una especie de deidad hermafrodita, símbolo del yoga tántrico.
En el Antiguo Egipto, el útero en forma de serpiente que adornaba la cabeza de los faraones, no era nada más ni nada menos que la propia representación del ascenso de Kundalini, mostrando el grado de maestría del Jerarca.
Ejemplo claro de ello lo encontramos en la imagen de Tutankhamón, y a su vez en América en la figura de Quetzalcoatl (en México), la 'serpiente emplumada'.
Pero todo esto no sólo simboliza el ascenso de Kundalini (la serpiente) en el místico, sino también la unión del hombre con la divinidad (el águila).
La transmutación de la serpiente en pájaro es fácilmente interpretable en términos alquímicos.
El plomo (o el mercurio-cinabrio de los chinos) se trasforma en oro.
La tierra (cuerpo) se transforma en aire (espíritu).
Según los estudios alquímicos gnósticos, en su primera etapa el iniciado crea los cuerpos solares, pero aún estos no son los apropiados, debido a que existe impureza en ellos, pero a medida que el iniciado se perfecciona en el trabajo de purificación interior y de transmutación, crea los cuerpos apropiados para encarnar la fuerza crística dentro de sí.
Cuando en las bodas de Caná el maestro Jesús trasmuta el agua en vino, no únicamente demuestra que es alquimista, sino que enseña a los esposos a trasmutar las aguas espermáticas en algo superior.
Y es que de nada vale que el Cristo nazca mil veces en Belén, si no nace en lo profundo del corazón.
Se necesita nacer del agua y del fuego para levantar al 'hijo del hombre' dentro de uno...
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irreflexiones desprogramadoras en
TAROT DE MáXIMO
fuente: El mensaje oculto de Jesús
(actosdeamor.com)