Cuenta una leyenda - atribuida a los mayas - que existen trece calaveras mágicas en la Tierra.
Son todas de cristal.
Doce fueron talladas en los doce mundos que en el pasado remoto habitó la humanidad, y la última en la Tierra.
Los atlantes se las legaron a los mayas y, con el tiempo, las joyas se dispersaron.
Pero el día en que las reunamos otra vez, nos contarán la verdadera historia de nuestra especie y nos transmitirán conocimientos que cambiarán nuestra vida para siempre.
Sin embargo, dejando atrás el mito lo cierto es que estos cráneos son unas calaveras esculpidas en cuarzo transparente o lechoso - conocido en la historia del arte como 'cristal de roca' -, cuyos supuestos descubridores afirman que son artefactos mesoamericanos precolombinos.
Los mismos varían en forma, tamaño y tipo de cristal.
Algunos son auténticos, labrados por los mayas u otras culturas, pero la mayoría de los que podemos contemplar en la actualidad fueron cincelados recientemente.
Los lugares en que se han hallado están ubicados generalmente en Centroamérica, especialmente en ruinas aztecas y mayas, y aunque ha habido noticias y rumores de posibles hallazgos también en Sudamérica, todavía no se los ha confirmado.
Aun así sigue siendo curioso que además de asombrarnos con la forma en que fueron talladas, o la incapacidad para determinar como lo hicieron, existan afirmaciones de que a su alrededor se producen fenómenos inexplicables y extraños.
Y ello principalmente con respecto a la más conocida de estas calaveras, así como la más misteriosa, que es la llamada Cráneo del Destino - o 'Calavera del Destino' -, descubierta por el explorador británico Mitchell-Hedges.
Fue él mismo quien afirmó que había sido desenterrada por su hija Anna, en 1924, durante una expedición realizada en las ruinas mayas de Lubaantum, Belice, mientras buscaban las huellas de la Atlántida.
En uno de los templos, tras mover unas grandes piedras que cubrían un altar, su brillo captó enseguida la atención de la joven.
Tiene características muy similares a la de una verdadera calavera humana, como dientes y una mandíbula con movimiento.
Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en que fue tallada, ya que se trata de un trabajo imposible de realizar por los más talentosos escultores de su época.
Fabricada con cristal puro de cuarzo, tanto la mandíbula como el cráneo provienen de la misma roca.
Exceptuando pequeñas anomalías, es anatómicamente perfecta: Posiblemente la representación de un cráneo femenino - debido a su pequeño tamaño -, de 12,7 cm. de altura, mientras que su peso es de 5 kg.
Tantos los prismas ubicados en su base, como las lentes de los ojos, pulidas a mano, se combinan para producir un brillo muy intenso.
Perfectamente modelado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, el tallado con otras piedras preciosas de igual o superior dureza (como el diamante), o un láser, podría obtenerse algo parecido.
Pero el tema es que supuestamente los mayas no poseían la suficiente capacidad técnica como para enfrentarse a semejante empresa.
En 1970 la familia Mitchell-Hedges entregó el cráneo a los laboratorios de Hewlett Packard para su estudio, los cuales comprobaron que el cristal fue cortado en contra del eje natural del mismo, algo que los modernos escultores no recomendarían nunca, porque esto provocaría la rotura instantánea de la pieza de cuarzo, y ello ni siquiera utilizando la tecnología láser, ya que tendría idénticos resultados sobre el cristal.
Otro de los hallazgos sorprendentes consistió en que no hubiese evidencia ni rastros de que para crearla se hayan utilizado herramientas metálicas.
La calavera fue hecha de pura roca cristalina en un proceso de construcción que, generación tras generación, abarcó entre 150 y 300 años.
Parecería que durante todos los días de muchas vidas los mayas la hubiesen ido raspando con arena fina.
A diferencia de tal postura, los expertos del British Museum hacen remontar esta calavera a la civilización azteca, fechando el origen (con muchas dudas ) alrededor del 1300 / 1400 después de Cristo.
Sin embargo, los indígenas que acompañaron a Mitchell-Hedges en Lubaantum (lugar de las piedras caídas) y siempre según sus propias palabras, aseguraron que el Cráneo del Destino tendría en realidad más de 3.600 años de antigüedad...
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curiosidades y temas relacionados en
TAROT DE MáXIMO
imagen: Cráneo del Destino original
en el British Museum of Man (Londres)
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