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Consejo del Tarot: El 9 de Espadas y la culpa - DEJA DE HACERTE DAÑO




La culpa es la peor de las condenas.

Como si de un parásito maligno se tratara, se adueña de nuestro interior, devorándonos y consumiéndonos.

Generalmente, nos embarga cuando revisamos nuestras conductas y nuestras acciones y consideramos que no han sido las más adecuadas.

Cuando herimos a alguien, causamos dolor, o generamos conflicto.

Cuando creemos que hemos hecho algo ‘malo’.

Y sus efectos no se hacen esperar.

Cuenta con aliados poderosos, como el remordimiento y el arrepentimiento, el malestar y la insatisfacción.

Afecta a nuestras decisiones, conductas y relaciones, empezando por la que mantenemos con nosotros mismos.

De ahí la importancia de cuestionar su función y reflexionar sobre cómo podemos liberarnos del peso que ejerce en nuestra vida.

Como todas las emociones, la culpa tiene una importante misión: Nos brinda valiosa información sobre las consecuencias de nuestras acciones.

Ejerce de brújula moral, indicándonos el camino a seguir.

Nos marca límites y nos propone redimirnos, rectificar, salir de nuestra zona de comodidad y disculparnos, o al menos, intentarlo.

Eso sí, la culpa tiene mil caras.

Cada persona la vive a su manera, y lo que a una persona le puede generar un tremendo sentimiento de culpabilidad a otra apenas le afecta.

Hay quien no duerme por las noches por haber acusado en falso a un compañero, y para quien la misma situación supone un ligero inconveniente que desaparece al cabo de pocos días.

Hay quien la decide acallar, con más o menos éxito, y quien opta por no hacer nada para aligerar su carga.

Pero si no la confrontamos, puede resultar tremendamente destructiva.

Aunque es invisible, resulta más efectiva que una cárcel de máxima seguridad.

Cuántas veces nos sentimos culpables por cosas que hemos hecho  – o por las que no hemos hecho -?

Cuántas horas hemos invertido en repasar una y otra vez el mismo escenario, haciendo hipótesis y regodeándonos en el traicionero 'y si…?'

Cuántas noches nos hemos quedado atrapados en una red de pensamientos repetitivos y tóxicos que no sirven para nada más que castigarnos?

- 'Tendría que haberlo hecho de otra manera', 'debería haberlo sabido'…

Somos nuestro propio juez y también asumimos el papel de verdugo.

Nos condenamos!

Y a veces nos descubrimos haciendo y diciendo cosas que no queremos ni sentimos, minando nuestra autoestima y nuestra salud mental.

Tal vez resulte útil analizar qué es exactamente lo que la provoca:

Se dispara cuando creemos que no hemos obrado correctamente, pero quién establece los parámetros de lo que está bien y lo que está mal?

De lo que es aceptable o inaceptable, correcto o incorrecto, apropiado o inapropiado?

Nuestra educación, nuestra cultura, nuestras creencias y nuestros valores son los que, en última instancia, determinan cuándo y con qué intensidad nos sentimos culpables.

Para lo único que sirve la culpa, una vez nos ha alertado de la información que tenía que darnos, es para convertir nuestra vida en un lugar yermo, triste y miserable.

Nuestra mente, traicionera, tiende a alimentar y a mantener vivas situaciones pasadas que refuerzan ese sentimiento.

Lo cierto es que no podemos cambiar lo que ya ha sucedido.

Una vez cometida la falta, de qué sirve castigarnos una y otra vez?

De qué manera ayuda eso a la persona que hemos agraviado?

Por mucho que nos castiguemos, no cambiaremos el estado emocional de la persona a la que en teoría hemos hecho daño.

Adoptar esa actitud tan sólo sirve para hundirnos en el pozo de la amargura.

En este escenario, nuestra mente se convierte en nuestra peor enemiga.

Es la que interpreta la realidad que nos rodea en base a lo que hemos observado y aprendido a lo largo de nuestra vida.

Y la que, en consecuencia, desata unas emociones u otras para adaptarse a dicho escenario.

Sin embargo, tan sólo tenemos que echar un vistazo a nuestro alrededor para comprobar que nuestras creencias, disfrazadas de verdades absolutas, en demasiadas ocasiones limitan nuestro aprendizaje y nuestro potencial.

Y en el caso de la culpa, nos suelen llevar a iniciar un camino de penitencia tan inútil como destructivo.

Así que liberarnos de ella pasa por aprender a aceptarnos tal y como somos.

Y eso implica reconocer nuestra propia ración de limitaciones, defectos y errores.

Sólo cuando seamos capaces de ver, aceptar y perdonar lo menos brillante de nosotros mismos, nos estaremos brindando la posibilidad de reconectar con nuestro bienestar...




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consejos del tarot en
TAROT DE MáXIMO
fuente: artículo de la periodista &
coach Irene Orce para La Vanguardia
(blogs.lavanguardia.com)
imagen: Nine of Swords (9 de Espadas)
de Diedra Rater (deviantart.com)




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