En las costas del mar Mediterráneo, tanto europeos como africanos tienen la costumbre volcar en el suelo un poco de vino que se esta por tomar, cada vez que es destapada una botella.
La explicación de esta práctica pudo encontrarse en diversos manuscritos y vasijas hallados en Egipto, Turquía, Italia y Grecia.
La intención de quienes realizaban este ritual, era mostrarles a las divinidades que debían hacer para fertilizar las tierras que se habían olvidado cuidar.
Por eso en todo el mundo latino se considera una señal de buena suerte el derramar vino en la mesa.
Y es que el vino es una de las bebidas rituales más antiguas y tradicionales, incluso las religiones lo consagran como regalo de lo dioses o parte misma de su ser.
Además, el vino es un producto vivo que se genera por la fermentación de la uva y que con el tiempo y el tratamiento de luz, oxígeno y temperatura, puede variar su calidad, color y sabor, por eso se lo relaciona mucho con la sangre.
Para la tradición judeo - cristiana el simbolismo del vino es preponderante, porque se realiza con el fruto de la vid, que para ambas culturas representa a la dualidad que para otras se reconoce como el Yin y el Yan, o los astros Sol y Luna, que también se relacionan con la uva roja y la uva blanca.
Según el simbolismo, tal dualidad representa originalmente lo femenino y lo masculino, y luego - en concepciones más avanzadas - lo positivo / negativo.
Pero más que el vino blanco, el que tiene poder místico es el vino tinto, que por su color se asemeja a la sangre, y - como dijimos - por tener características cambiantes, estar 'vivo', se lo utiliza como representante de la sangre en los rituales.
Al vino tinto se lo considera solar.
En las cartas del Tarot egipcio se puede ver el lugar que ocupaba para esta cultura mágica ,y para los míticos griegos incluso había un Dios del vino: Dionisios (Baco según los romanos).
Los vikingos también tenían con él una relación mística, ya que los banquetes regados con vino eran la forma de celebrar el regreso de las batallas y honrar a los fallecidos que en lugar de volver a sus pueblos llegaban a un sitio mágico donde se les ofrecía el vino para calmar su sed y dolor.
Pero todos los diferentes rituales o ceremonias que requerían, en tiempos antiguos, del uso de la sangre, evolucionaron usando el vino como sustituto.
Además, tiene la capacidad - como otras bebidas alcohólicas - de ayudarnos a la relajación y a conectarnos con las energías del universo.
La sabiduría popular también lo tiene como un elemento mágico, aunque quizás de forma inconsciente, porque cuando se derrama sobre la mesa, se realiza el ritual de ungir en la frente de los niños y de quien ha derramado el líquido para que los acompañe la buena suerte.
Y - para la mayoría de las personas - el regalar una excelente botella de vino es uno de los regalos que demuestran mayor interés y afecto...
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elementos de poder en
TAROT DE MáXIMO