Antes que nada debo aclarar - para aquellos que se sorprendan - que comparto este rito a solicitud de muchos interesados, y que su objetivo no es el de ocasionar ningún daño de manera injusta, sino muy por el contrario, sólo el de devolver la energía destructiva a su fuente de emisión inicial, y únicamente en la dosis exacta como para que el veneno mandado se termine cambiando a medicina.
Lo que con él estaremos buscando es que quien haya querido hacernos daño aprenda la lección, y lo piense dos veces antes de volver a intentarlo.
Pero para no generarnos ningún kharma, siempre lo más conveniente es que primero estemos muy bien seguros de que eso es realmente así.
Para ello basta la simple observación, puesto que aunque lo disimulen, tarde o temprano se hace evidente la intención de los que no tienen en el corazón más que rabia y resentimiento por nuestra eventual mejor posición, sea esta en el ámbito que sea.
Así que una vez que lo estemos procederemos de la siguiente manera:
Primero confeccionamos un muñequito de tela de cualquier color.
Cortamos dos siluetas humanas iguales y las cosemos enfrentadas por el borde, dejando la cabeza abierta, ya que por allí colocaremos el relleno (alpiste o algodón, o lo que tengamos).
Luego de rellenado cosemos todo y escribimos, al frente y al dorso, el nombre de la o las personas acerca de las que ya no tenemos dudas de que son quienes nos han estado realizando el daño.
Con un sólo monigote que lleve todos los nombres alcanza, no es siquiera necesario que cada uno de esos viles seres tenga el suyo.
En caso de estar equivocados nada les sucederá - sus guías los protegerán -, pero, si estábamos en lo cierto, no tardaremos en saber lo que les pasó.
Hecho esto, nos untamos las manos con unas gotitas de aceite (no importa su clase), y espolvoreamos el muñeco con pimienta (si es negra mejor, sino la blanca molida también sirve).
Le atamos un cordón o soga largo - y de cualquier color - al cuello, y se la dejamos allí.
Sosteniendo una estampa de San Jorge (San Miguel, Ogún, o cualquiera sea el espíritu defensivo en el que confiamos) en una mano, con la otra colocamos un pequeño espejo justo enfrente del muñeco, mientras vamos diciendo con firmeza:
- CAÍSTE EN TU PROPIA TRAMPA, AHORA HAS DE PROBAR DE TU VENENO EN LA DOSIS JUSTA Y NECESARIA: LO ENVIADO RETORNA A TI EN MEDICINA, ASÍ APRENDERÁS A CONDUCIRTE CONMIGO, SIN DESEAR EL MAL PARA MÍ NI PARA NADIE, SÓLO HACIENDO EL BIEN Y SIN MIRAR A QUIEN...
Tomamos la soga y revoleamos el muñeco por el aire, haciendo tres círculos hacia la izquierda y tres hacia la derecha.
Luego sólo nos quedará colgarlo de un árbol lejos de nuestra casa y abandonarlo allí para que la providencia se encargue...
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TAROT DE MáXIMO