Bordeando el desierto de Rub'al-Khali (o Rub al-Jali) , la ciudad de Shibam - en árabe شبام - se halla en el recorrido de las caravanas de la antigua Ruta del Incienso.
Erigida sobre un cerro en el valle de Hadramaut - en la confluencia de varios uadis (o 'wadis', el cauce de ríos secos, que se inundan sólo en ciertas temporadas, y se vuelven a secar) - es un verdadero oasis, al estar rodeada de palmeras.
Existen datos de su existencia desde el siglo II a.C., y está comprobado que fue en numerosas ocasiones la capital del antiguo reino de Hadramaut, contemporáneo del bíblico y legendario reino de Saba.
Su arquitectura con edificios de varios pisos, separados por un laberinto de callejones estrechos, es lo que le hace valer el sobrenombre de 'Manhattan del desierto', la más antigua ciudad de rascacielos del mundo.
Pero lo más increíble es que esos aproximadamente 500 edificios de adobe (barro moldeado) fueron construidos hace por lo menos 500 años (sobre cimientos originales de piedra, que pueden llegar a tener mil años de antigüedad), cuando en ningún otro lugar se levantaban viviendas comunes de siete u ocho pisos, y mucho menos de adobe!
Hoy día los edificios más altos alcanzan las 16 plantas y una altura de hasta 40 metros, siendo el minarete (torre de la mezquita), con 50 metros, el edificio más alto de la ciudad.
Sucede que en realidad, como lo hacen las urbes modernas, esta creció verticalmente, no porque le faltara espacio en el desierto, sino porque fue rodeada en el siglo XVI por un gran muro rectangular cuadrado que alguna vez le sirvió de protección.
Así el alineamiento de sus calles, interrumpido de un barrio a otro, se asocia a los ángulos rectos - numerosos a lo largo de las más estrechas -, para romper voluntariamente toda perspectiva a nivel de la ciudad, que es de un kilómetro exacto de longitud.
Estos juegos de ángulos, al igual que las calles serpenteantes, multiplican los obstáculos para la vista.
Y es así que sus casas, de manera insólita, parecieran estar escondiéndose unas detrás de las otras.
Un lugar verdaderamente surrealista!
Por todo ello es que la Unesco la agregó en 1982 a su lista del Patrimonio de la Humanidad, y por lo que también el célebre escritor, poeta y director de cine italiano, Pier Paolo Pasolini, la eligió sin dudarlo para rodar su película Las Mil y Una Noches, estrenada en Francia allá por 1974...
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