Según la mitología griega, Caronte - o Carón (en griego antiguo Χάρων = Khárôn, 'brillo intenso') es el barquero encargado de transportar las almas de los muertos a través de la laguna Estigia (o río Aqueronte, según cada autor) hasta el reino del inframundo, gobernado por Hades, el dios sombrío de quien tanto el olímpico Zeus, como Poseidón, el de los mares, son hermanos.
Entra dentro de sus atribuciones rechazar a aquellos difuntos que no puedan pagar el pasaje al no haber sido enterrados con una moneda en la boca (el famoso 'óbolo', una moneda griega de plata).
En las obras clásicas se le describe como un anciano alto, delgado, de barba y pelo cano, con llamas en los ojos.
Viste unas pieles sucias, y empuña una larga vara, con la que golpea a los espíritus de los muertos cuando no reman con la suficiente rapidez, o cuando protestan demasiado.
Todos los autores coinciden en señalar el carácter taciturno y malhumorado que lo caracteriza.
Pero su figura se menciona por primera vez recién hacia el 500 a.C., en la Miníada, poema épico de Pausanias.
Tal aparición tardía se puede explicar desde un punto de vista sociológico.
Mientras la aristocracia tenía sus propios guías al otro mundo, como eran Hypnos y Thanatos, Caronte lo era de los grupos populares, por lo que sólo al ganar estos importancia - con la consolidación de la democracia -, su psicopompo (conductor de almas) comienza a aparecer en las representaciones iconográficas y literarias.
Pero pese a resultar un personaje carismático, no tiene demasiada historia más allá de su monótona función.
Algunos autores lo creen hijo de Érebo y Nix, y por tanto casi un dios, pero no aclaran - por ejemplo - si el propio Caronte tuvo alguna vez hijos, o por qué es el encargado de realizar tan sórdida - aunque necesaria - labor.
Nadie sabe en realidad si está castigado a viajar eternamente de una ribera a otra de la Estigia, o si lo escogió por voluntad propia.
En cuanto a la Literatura Clásica es apenas un extra en las historias de algunos héroes necesitados de un poco de aderezo para sus aventuras por el inframundo.
Y es que constituía un interesante obstáculo a salvar, ya que en teoría ningún humano vivo tenía permitido subir a su barca.
Pero así y todo Hércules lo logró a través de su fuerza bruta, Orfeo gracias al hechizo de su canto, y Eneas mostrando una rama de oro, salvoconducto divino proporcionado por la sibila de Cumas.
Luego, Dante recuperó al personaje para el principio de la Divina comedia, cambiando su destino habitual, el Hades, por el Infierno cristiano.
Incluso puede que sea gracias a esta pequeña adaptación que Caronte haya sobrevivido en el imaginario colectivo, para así llegar hasta nuestros días, aunque ahora lo imaginemos como una figura casi inexpresiva, vestida con una túnica oscura cuya capucha le tapa la cabeza, y que conduce su barca sin dirigir palabra a los pasajeros.
Y de esa forma es que lo podemos encontrar en obras tan dispares como la película Scoop, de Woody Allen, o el maravilloso relato breve 'Caronte', de Lord Dunsay.
Pero no sólo en ellas, sino que también suele ser la figura más importante de las que aparecen casi siempre representadas en las versiones más pictóricas del tan temido - y no por eso menos apreciado - 6 de Espadas, uno de los setenta y ocho naipes (o arcanos) que componen un mazo de Tarot...
mitología asociada en
TAROT DE MáXIMO
fuente: artículo de Domingo A. Gómez Gallego
publicado en Sobre Leyendas (sobreleyendas.com),
wikipedia y otros