Según la antigua mitología griega, Psique era la hija del rey de Anatolia.
Se trataba de una princesa muy bella, a la que todo el mundo admiraba, tanto que llegaron a descuidar la propia veneración a Afrodita, diosa del amor.
Fue por ello que esta - enfurecida al notar que la olvidaban - encargó a su hijo Eros que con sus flechas encantadas hiciera enamorar a esa doncella de algún monstruo, pero al contemplar su belleza, fue él quien acabó enamorándose, a pesar de imaginar las posibles consecuencias de desobedecer a su madre.
Por eso la hizo transportar a escondidas a su palacio en las nubes.
Caía la noche y a oscuras recibía Psique a su compañero de cama, quien le había advertido que jamás intentase jamás contemplar su rostro - con tal de asegurarse de que ni ella misma supiera con quien estaba saliendo -.
De todas formas, la joven igual vivía muy feliz, aunque sentía añoranza de sus hermanas.
Entonces le pidió a su amante que las hiciese venir.
Ante su insistencia Eros no tuvo más remedio que aceptar.
Pero cuando sus hermanas fueron a visitarla se apoderó de ellas una gran envidia.
Así que le plantaron la idea de que posiblemente compartía su cama con un monstruo, puesto que por algo malo habría de ser que no se dejaba ver.
Esto hizo que la joven se llenase tanto de temor como de curiosidad!
Entonces se proveyó de una lámpara de aceite y de un cuchillo, y se dispuso a dar muerte al supuesto engendro.
No obstante, cuando a la noche se animó a encender la lámpara, descubrió aliviada que quien dormía a su lado era un magnífico ser - de hecho el más hermoso que hubiese conocido -, pero tuvo tan mala suerte que una gota del aceite del candil cayó sobre este, y lo despertó en el acto.
Al sentirse traicionado, el majestuoso inmortal abandonó a la joven con la firme intención de ya no volver a verla nunca más!
Psique, llena de desesperación, buscó a su amor por mucho tiempo y por todas partes, pero nadie quiso ayudarla, pues contrariar a Afrodita no era una cosa sencilla.
Pero ella, empecinada como toda joven enamorada, finalmente acudió hasta esa propia deidad para pedirle su auxilio, la cual por celos la maltrató encargándole todo tipo de humillantes tareas, además de casi imposibles, con tal de que terminase olvidándose de aquel, su espléndido hijo.
Entre esas obligaciones estaba la de ir por un frasco de crema que pertenecía a Perséfone, la divinidad del inframundo y los infiernos.
La diosa era muy consciente de cuan curiosa ella era.
Y así fue que Psique no pudo resistirse a abrir el pote, y al hacerlo cayó en un sueño del que no despertaría.
Pero Eros - a esa altura totalmente enternecido por su enorme pasión y entrega - la despabiló mágicamente con un toque de sus alas, y decidió rogarle asistencia a Zeus, el dios padre del Olimpo, quien la reconcilió con Afrodita, además de concederle la inmortalidad.
Y así, desde su posterior boda, vivieron felices para siempre…
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mitología asociada en
TAROT DE MáXIMO
imagen: Amore e Psiche,
por Antonio Canova