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Irreflexión: El juicio final - NO VIVIR MÁS COMO UN MUERTO




Cuál es la idea esotérica oculta tras la alegoría de Adán - o la humanidad genérica - y la Caída? 

Que el ser humano era un hijo inconsciente de Dios, que disfrutaba inconscientemente de la divinidad, de la gloria, del éxtasis de la unidad. 

Pero entonces Adán - la humanidad - fue expulsado del Jardín del Edén, para que pudiera alcanzar la unidad consciente con Dios, y también su consecuencia: la percepción total de su dominio, de su reino.

Por eso el destino de todos es alcanzar esa la inmortalidad consciente, es decir, el conocimiento de quién y qué somos, lo que a su vez nos brindará el dominio sobre la muerte.

Cómo ocurrirá? 

Ya ha ocurrido!

La evolución se ha acelerado en progresión geométrica.

Iba despacio hasta el nacimiento de Jesús, el Cristo, que fue quien empezó este movimiento.

De acuerdo a la tradición esotérica, él fue definitivamente el primero en conquistar la muerte. 

Antes muchos otros habían logrado la unión consciente con el Padre, un cierto dominio sobre el mundo y otros elementos de la evolución. 

Pero fue Jesús el primero en conocer quién y qué era Él, y gracias a la profundidad de este conocimiento, fue capaz de aplicar su reinado y su regencia, la que le hizo capaz de curar a los enfermos, resucitar a los muertos y confortar a los afligidos.

Asóí abrió el camino para la evolución completa del ser humano, hijo del hombre e hijo de Dios.

Desde entonces, cada uno que lo logró le puso más fácil al siguiente el alcanzar la percepción del Cristo, la consciencia de sí mismo. 

Porque el Cristo es en realidad nuestro Yo Superior. 

Esencialmente, ser uno con el Cristo es compartir el mismo ser.

Cuanto le hayamos hecho al más ínfimo de nuestros hermanos, se lo habremos hecho al Cristo, o sea a todos nosotros. 

A medida que empezamos a comprender que cada uno compone al hijo único de Dios, nuestra consciencia se abre. 

Y cuando reconocemos la unidad de toda la vida, entonces empezamos a parar de luchar contra el dolor y el sacrificio, tal y como hizo Jesús. 

Por eso hoy en día hay muchos seres humanos que no necesitarán encarnar en la inconsciencia otra vez. 

El dominio sobre la muerte les llegará en esta encarnación en particular, aunque no sea aparente para los demás. 

Ellos alcanzarán el espíritu de la aceptación de cualquier cosa que la voluntad divina les requiera para evolucionar hacia el punto más alto posible, para ayudar y servir a la humanidad.

En el pasado hemos luchado contra la aceptación de nuestra cuota de dolor en la evolución.

No nos ha hecho ningún bien, pero aún así, hemos peleado contra ello. 

Y es que recién cuando aceptamos la ración de dolor que nos toca,  en nombre de Dios y de Su creación, hemos alcanzado el punto de la conquista.

Es entonces cuando el que pierde su vida en realidad la encuentra. 

Es el aceptar la cruz del sufrimiento y del auto-sacrificio. 

Al hacerlo, nos deshacemos de la necesidad del mismo. 

Habremos superado ese requisito para nuestros propios egos personales, porque entonces podemos empezar a asumir la carga y ayudar a compartirla, llevando a nuestros hermanos hacia la Luz.

Somos aspectos de esa Luz eterna y divina.

Por eso cada uno de nosotros es apreciado más allá de toda descripción, y tan valioso para los demás. 

Como Jesús, estamos listos para empezar a alcanzar los niveles superiores de esa recompensa.

Pronto podremos empezar a decir:

- Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mi nunca morirá...





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irreflexiones desprogramadoras en
TAROT DE MáXIMO
fuente: La Resurrección Mística (Ann Davies)
imagen: The Second Coming
(Harry Anderson)





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