Lucen muy bien en cualquier lugar, combinan con todo, y dan un toque de elegancia especial.
Se han usado para acumular agua, perfumes, licores, semillas, papiros, grillos, pero también como ofrenda para los dioses, y muchas utilidades místicas más, incluyendo la de servir como última morada de los muertos (momias).
Fueron los taoístas les primeros en reconocerles el poder de captar y acumular la energía - el 'chi' - del entorno.
Precisamente, estos pensaban que los jarrones, así como podían contener algo de todo lo antes descrito, también eran capaces - si se encontraban vacíos - de acumular la energía de las personas que los admiraban.
Por ello es que se los creaba con tanta belleza y esplendor, y por lo que - por ejemplo - un jarrón de la dinastía Ming es un tesoro muy apreciado por los coleccionistas, a pesar de su exorbitante precio.
No en vano, hoy el trofeo de los ganadores de los eventos deportivos - entre otros eventos - es una copa llena de gloria.
Parecería que está vacía, pero en realidad está saturada de esa energía especial (chi).
Así que en general, los jarrones que despierten admiración, tanto aumentan la energía de los que los observan, así como la emanan hacia su interior, para ser aprovechada por los otros a los que les pueda hacer falta.
Los mejores son los que tengan tanto color de la gama yang como ying.
Los colores yang son los rojos, verdes, anaranjados, marrones, amarillos, dorados, etc.
Los ying son los negros, blancos, azules, celestes, violetas.
La combinación exacta entre yin y yang será lo preferible, pero con prevalencia de yang.
De la misma manera, las figuras o diseños que muestren, deberán ser acordes con lo que desea el dueño de la casa, o el objetivo de la empresa en la que se hallen ubicados.
Y en todo caso se ha de tener en cuenta un equilibrio entre el tamaño y el espesor de los mismos.
Los que son de paredes muy delgadas acumulan y transmiten el chi mucho mejor, pero si son muy grandes no podrán ser muy delgados, debido a su fragilidad.
Hay que colocarlos en lugares que los exhiban bien, donde sean notorios, sobre todo a la entrada de los ambientes, o en sus esquinas.
Lo ideal es junto a las puertas de ingreso, a las ventanas, y a la salida a los jardines.
Puede no parecer algo lógico, pero lo cierto es que funciona.
Si adquieres alguno verás cómo mejorarán varios aspectos de tu vida.
Porque lo cierto es que no se trata de una superstición, sino de un mecanismo de energía que viene funcionando desde hace miles de años...
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