En 1863, Gu Zhen Sheng, el entonces superior de la comunidad de Jesuitas en Shanghai había comprado en el lado sur de la montaña de She Shan - desde donde se puede apreciar un hermoso panorama con un bosque de bambú - un abandonado monasterio budista que se encontraba en el sitio.
Allí construyó una casa de descanso para los padres jesuitas, con una pequeña capilla anexa.
En 1864, otro religioso chino llevó a ese lugar una imagen pintada por él, que era entonces venerada como Auxiliadora de los Cristianos.
Durante el ataque de los rebeldes del ejército de Tai Ping, el padre Gu volvió a subir a la montaña de She Shan e invocó a la Virgen:
- Si la diócesis se salva del ataque amenazante de los rebeldes, construiremos una Basílica para agradecerte tu protección especial -.
Y la diócesis terminó sin sufrir ningún daño.
En septiembre de 1870 el superior hizo pública su invocación a la Virgen y la promesa de construirle un templo como agradecimiento.
Hoy es el santuario cristiano más grande en Asia oriental, y hay allí una estatua de la Virgen sosteniendo al Niño Jesús que, con los brazos abiertos - en actitud de bendición -, semeja la idea de una gran cruz sobre toda China...
ORACIÓN (del Papa Benedicto XVI a su advocación)
Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado y Madre nuestra,
venerada con el título de 'Auxilio de los cristianos' en el Santuario de She Shan,
a la que se dirige con devoción toda la Iglesia en China,
hoy venimos ante ti para implorar tu protección.
Mira al Pueblo de Dios y guíalo con solicitud maternal por los caminos de la verdad y el amor,
para que sea siempre fermento de convivencia armónica entre todos los ciudadanos.
Con el dócil 'Sí ' pronunciado en Nazaret tú aceptaste que el Hijo eterno de Dios
se encarnara en tu seno virginal iniciando así en la historia la obra de la Redención,
en la que cooperaste después con solícita dedicación,
dejando que la espada del dolor traspasase tu alma,
hasta la hora suprema de la Cruz,
cuando en el Calvario permaneciste erguida junto a tu Hijo,
que moría para que el hombre viviese.
Desde entonces llegaste a ser,
de manera nueva,
Madre de todos los que acogen a tu Hijo Jesús en la fe
y lo siguen tomando en su Cruz.
Madre de la esperanza, que en la oscuridad del Sábado Santo
saliste al encuentro de la mañana de Pascua con confianza inquebrantable,
concede a tus hijos la capacidad de discernir en cualquier situación,
incluso en las más tenebrosas, los signos de la presencia amorosa de Dios.
Señora nuestra de She Shan,
alienta el compromiso de quienes en China,
en medio de las fatigas cotidianas,
siguen creyendo, esperando y amando,
para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús.
En la estatua que corona el Santuario
tú muestras a tu Hijo al mundo con los brazos abiertos
en un gesto de amor.
Ayuda a los católicos a ser siempre testigos creíbles de este amor,
manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia.
Madre de China y de Asia, ruega por nosotros ahora y siempre.
Amén
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TAROT DE MáXIMO