Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv han descubierto una colección de pergaminos antiguos en una región de Cisjordania, cerca de las Cuevas de Qumran - donde también fueron encontrados (en 1947) los Rollos del Mar Muerto -, que prometen arrojar nueva luz sobre la vida y la apariencia física de Jesucristo.
Se cree que tales documentos pueden haber sido escritos por un pequeño grupo sectario de judíos, conocido como los Esenios.
Vuelven sobre los diferentes elementos del Antiguo y Nuevo Testamento, y los estudiosos han dirigido su atención a un fragmento en particular, que describe el nacimiento del Cristo de una forma muy diferente.
Datados entre 408 aC a 318 dC, los manuscritos señalan al hijo de María como de una piel de 'color más oscura' que la de sus padres.
- Una información reveladora! - admite el profesor Hans Schummer, de la misma universidad.
Pero aunque llame la atención, en realidad la figura de Jesús de Nazareth ha sido siempre representada de diferentes colores de piel a lo largo de la historia.
De hecho, cada época tiene su propia imagen de Cristo.
El periódico News Nation - dirigido a personas de raza negra - incluso le eligió a Jesucristo como el mayor 'ícono negro de la historia'.
Para justificarlo utilizó el argumento de que 'las representaciones hechas por los primeros cristianos lo describen así'.
Y por su parte, el teólogo Marcus Cleage considera que Jesús era 'una mezcla de pueblos oscuros, como egipcios, etíopes o babilonios'.
Sin embargo, hay gente que sigue creyendo que Jesús era blanco, de refulgentes ojos claros, y probablemente con el pelo rubio y largo, además de un extraño brillo etéreo.
Esa es la manera en que se le ha imaginado usualmente, desde que comenzó a ser pintado por los grandes artistas de la Europa Occidental.
Pese a todo, otros consideran que nunca podría haber sido blanco, y que, de seguro, tampoco tenía una larga melena.
Otra corriente teológica tiene claro que Jesús formaba parte de una tribu que había emigrado desde Nigeria, y que - por tanto - debió mantener algunos eslabones africanos.
La teoría convencional y más extendida por todo el mundo es que vivió en Egipto, donde, por lo visto, no destacó necesariamente por su aspecto.
De esta manera, el cristianismo etíope, que precede al cristianismo europeo, siempre representa a Cristo como un africano, dejando entrever que sus facciones eran fuertes, y con la tez oscura, una característica muy propia de los habitantes de las zonas más desérticas...
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fuente: JewNews (jewsnews.co.il),
20 Minutos (20minutos.es)
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