La mezquita de Djenné es una de las edificaciones más espectaculares del mundo.
Su arquitectura es imponente y el hecho de ser el edificio religioso más grande construido en barro lo hace aún más increíble.
Es fascinante además, comprender la relación profunda que mantienen los habitantes de esta ciudad con este importante templo.
Está ubicada en pleno centro de la ciudad y su historia se remonta al año 1180, cuando comenzó su construcción, que finalizó en 1330.
Y es considerada la mayor representación de la arquitectura sudanesa-saheliana.
No en vano, fue declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1988.
El fundador del imperio Massina, Amadu Hammadi Bubu, consideró que la mezquita de Djenné era demasiado lujosa, por lo que en 1834 permitió que la misma se derruyera.
Con las intensas lluvias no tardó mucho tiempo en quedar destruida, lo único que quedó del templo original es el área en donde se encuentran las tumbas de algunos líderes locales.
Una segunda mezquita se construyó en el año 1896. A diferencia de la original, esta era mucho más sencilla, aunque se respetaron los planos del templo original.
Pocos años después esta segunda mezquita fue también demolida y se comenzó la construcción de la tercera, que permanece hasta nuestros días.
La construcción de la actual mezquita comenzó en el año 1906 y finalizó aproximadamente tres años después.
Una vez más, se respetó el tamaño de la original, pero a diferencia de la segunda construcción esta sí fue mucho más grandiosa y elegante.
El presidente del gremio de albañiles, Ismaila Traoré, fue el encargado de supervisar la construcción.
Y como en aquel entonces Djenné pertenecía a la África Occidental Francesa pudieron recibir apoyo económico de Francia.
El barro es el componente principal de este importante templo.
En este sentido, las paredes de la Gran Mezquita están hechas de ladrillos de barro cocidos al sol.
La arena y tierra se compactan haciendo un mortero y posteriormente se recubre con yeso para darle mayor firmeza.
Las tejas de cerámica se extienden desde el primer techo y en las paredes hay troncos de palo, conocidos como toron, a modo de decoración.
Los mismos sobresalen aproximadamente 60 centímetros de la superficie.
La entrada principal del templo se encuentra en el ala norte.
La mezquita como tal se encuentra sobre una plataforma de 75 metros por 75 metros.
Esta plataforma evita que el templo sufra algún daño de importancia cuando se producen inundaciones.
Se accede al lugar a través de 6 tramos de escaleras finamente decoradas.
Uno de los aspectos más interesantes es el papel activo que tienen los ciudadanos de Djenné en el cuidado y mantenimiento de tan importante edificación.
Una vez al año los habitantes reparan los desperfectos que tiene la mezquita.
Pero no todo es trabajo duro, ya que en realidad se trata de una fiesta en la que abunda la comida y la música.
Los días anteriores los jóvenes preparan todos los materiales, en especial el yeso, para llevar a cabo las reparaciones pertinentes...
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fuente: miviaje.com