Todas las personas contamos con herramientas psicológicas cuyo propósito es defendernos de posibles peligros físicos o emocionales de todo tipo.
Si no fuésemos capaces de experimentar miedo, por ejemplo, nuestra vida estaría en constante peligro ya que nos arriesgaríamos a enfrentar retos que seguramente no podríamos superar.
Así que el miedo hace que nos apartemos de eventuales daños.
Pero debido a las experiencias que hemos vivido, normalmente en la primera infancia, puede que esas defensas se hayan desarrollado de manera excesiva, volviéndonos incapaces de superar los más simples retos sociales y, en lugar de actuar asertivamente, nos retraemos e intentamos, por todos los medios, de pasar desapercibidos, o - en el peor de los casos - ni siquiera intentar defendernos cuando ello se torna imperioso.
Y así es como terminamos comprobando dolorosamente que si hubiésemos hecho algo en el momento, las consecuencias quizás no hubieran llegado a ser tan desastrosas.
Sin embargo, no siempre se puede superar la limitación tan fácilmente, por más consciente que seamos de ella.
Por eso es que hoy traigo este ritual que podría llegar a ser muy efectivo a la hora de superar el trastorno.
Está especialmente indicado para quienes lo sufren, aunque se puede realizar para otros, ya que se estaría haciendo un bien, y es esta buena intención lo que cuenta.
Sólo se necesita de una vela común de color gris y de otra roja, además de una aguja u otra cosa para escribir sobre ellas (un cuchillo con punta o algo así).
En la gris deberemos poner nuestro nombre (o el de a quien queramos ayudar), y una frase corta, describiendo el problema (por ejemplo: 'tengo miedo de todo', 'valgo poco', 'me falta valor', 'soy tímido', etc.).
Luego, apretando esta vela por unos minutos en las mano izquierda, trataremos de trasmitirle mentalmente lo que nos amarga, avergüenza, paraliza.
Enseguida tomaremos la roja, símbolo del coraje y combatividad que nos falta, y en ella escribiremos lo que queremos ser (por ejemplo: 'soy fuerte', 'tengo valor,' 'nada me afecta', 'nadie puede hacerme daño', 'yo puedo', etc.).
Hacemos lo mismo que con la anterior (transmisión mental de intención), pero esta vez con la mano derecha.
Una vez realizado esto, ya podemos prenderlas, antes la gris y después la roja.
En ese orden pero en el mismo acto, sin necesidad de esperar a que la una se acabe antes de pasar a encender la otra.
Cuando la primera se vaya consumiendo también lo harán los miedos y la timidez, dejándonos más libres.
Y después que lo haya hecho la otra (roja) la sensación de fuerza aumentará en nuestro interior, dándonos una sensación de autoconfianza que seguramente no conocíamos hasta ese momento.
En el caso de que seamos zurdos (o que por lo menos sea la mano izquierda la que usamos habitualmente para escribir) el proceso ha de ser al revés, apretando la vela gris en la mano derecha, y la roja en la otra.
En cuanto al orden de encendido sigue siendo el mismo para ambos casos...
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imagen: Fear sculpture 2 por thejoja
(deviantart.com)
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