Como las aguas de un río fluyen hacia el mar, los sentimientos de las personas que se aman también corren hacia un 'mar del amor', como si fuesen afluentes.
El tema es que a muchas veces ese mar está en calma, pero en otras se enfurece, provocando tempestades.
Esto es generalmente causado por la falta de confianza en la otra persona, o por sufrir baja autoestima y sentirse amenazado por el exceso de la misma en el otro, o porque la cansadora rutina da paso a la falta de comprensión, a la comunicación, etc.
Sin embargo, lejos de lo que se suele creer - y aunque a los amigos y familiares les resulte hasta sorprendente - cuando hay peleas es por aún existe amor.
Por supuesto que no es lo ideal, pero peor sería si el interés mutuo fuese tan nulo que no diese ni para discutir, porque entonces sí se estaría frente al final.
Además, son muy pocas las personas que se atreven a comunicarse en un nivel de sinceridad que duele, pero que sana también, y que así los une más, así que nada de 'romperse las vestiduras' por la culpa, ya que de algún modo se está creciendo.
Eso no quita que no se pase un mal rato, y que por días el aire quede 'para cortar con cuchillo'.
Si te está pasando lo mismo, sea cual sea la causa, quizá puedas intentar este ritual, que es de veras muy sencillo, y de seguro te ayudará a aplacar aunque un poco la cosa.
Consiste en simplemente encender en la casa, y después de la puesta del sol, dos velones blancos medianos (uno por cada uno de ustedes), rodeados de palitos de canela y atados con una cuerda cualquiera.
En caso de que quedase algún resto de la vela, simplemente se despacha todo - junto a las ramitas de canela (que no se quemarán) - como un deshecho común.
Las velas se prenden, como siempre, tomando recaudos y con fósforos.
Puedes hacerlo siempre que sientas que es necesario, y verás como paulatinamente se irán reduciendo diferencias, o al menos, una vez las hayan planteado, ya no se sentirán tan lejanos...
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