La Isla de Gough es un remoto territorio de apenas 65 m2, ubicado en pleno Océano Atlántico, y perteneciente al Reino Unido.
Fue descubierta allá por el siglo XVI de la mano de Gonçalo Álvarez, un navegante portugués, aunque su superficie apenas despertó gran interés hasta el XVIII, cuando el Capitán Cough la reclamó como territorio inglés.
Actualmente está protegida por la Unesco, quien la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1995 por la flora y fauna que contiene.
Durante mucho tiempo ha sido reconocida como una importante colonia de aves marinas, hogar de aproximadamente 20 especies distintas.
Se cree que la isla es también el único lugar de cría para el petrel de alas negras (2 millones de parejas reproductoras que dan a luz a cerca de 1,6 millones de polluelos al año).
Pero hace poco un estudio reveló que sus crías estaban en un peligro constante debido a la amenaza del ratón común, que ha alcanzado enormes proporciones desde que fue introducido por primera vez en las isla, hace 150 años.
- La densa población de aves aquí es lo que hace a la Isla de Gough tan especial - dijo Ross Wanless, el coautor del estudio, de la Universidad de Ciudad del Cabo.
- La capacidad del ratón para vencer el tamaño mayor de los petreles es algo que intentamos comprender - afirmó.
- Básicamente, son bebés. Si pones una rata extremadamente hambrienta en una habitación con un bebé humano, el bebé no será capaz de defenderse. Lo mismo ocurre con estos polluelos. No entienden lo que está ocurriendo porque nunca antes se han visto expuestos a algo que entra a sus madrigueras... -.
Hasta que los buques cazadores de focas empezaron a recalar ahí en el siglo XIX, las aves estuvieron a salvo.
Pero los ratones que viajaban en los barcos infestaron la isla, y en los inviernos se empezaron a comer vivos a los indefensos pájaros.
Incluso los enormes polluelos de Albatros de Tristán, de 10 kilogramos de peso, son vulnerables a los roedores.
Miden casi un metro de alto y pesan 250 veces más que ellos, pero como pasan ocho meses esperando que sus padres los alimenten, casi no se pueden mover, y menos defenderse.
La especie ya estaba en peligro de extinción a causa de la pesca de línea larga, dado que los albatros adultos frecuentemente se ahogan al enredarse con el cordel de los pescadores.
La muerte de polluelos agrava la situación.
Los roedores entierran sus dientes en la carne de las juveniles crías cuando están sentadas en las rocas, sin manera de protegerse.
Los investigadores han visto entre 8 y 10 ratones comiéndose a uno sólo polluelo, que no puede actuar lo suficientemente rápido como para conseguir escapar.
Y para empeorar aún más la situación, debido a que no tienen en la isla a ningún otro animal depredador que los contenga - y a esta eventual abundancia de alimento - los asesinos se van haciendo mayores de tamaño, lo cual al mismo tiempo los lleva a comer más!
Por eso la solución del gobierno británico ha pasado por enviar tres helicópteros, un buque, cientos de toneladas de equipo y un grupo de expertos con un fin común: Erradicar a la madre de todas las plagas.
Esperemos que se consiga...
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fuente: National Geographic, BBC y otros
imagen: Wandering albatross (Jacob Gonzalez-Solis)
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