Jean Baptiste fue el primer intérprete (al menos del que haya constancia) en utilizar el Tarot como herramienta adivinatoria, además de cobrar por ello.
Para unos no fue más que un oportunista que se apropiaba de ideas ajenas con el fin de utilizarlas en beneficio propio, mientras que para otros se trató directamente de un adulterador del uso del Tarot.
Pero lo cierto es que si bien puede encontrarse en él un cierto toque de picardía, lo que no se le puede negar es su asombrosa capacidad para reinventarse a sí mismo, así como un olfato increíble para detectar las situaciones más ventajosas.
Parece que se adaptaba perfectamente a todo tipo de circunstancias... y les sacaba el mayor provecho posible!
Cambió en múltiples ocasiones de oficio, según lo requería el momento, y supo encauzar su interés por el Tarot y la adivinación de tal modo, que gracias a ello logro hacerse de una posición económica bastante acomodada.
Sabía lo que la gente necesitaba y fue capaz de ofrecérselo del modo más conveniente y beneficioso para ambas partes.
Nació en París, en el año 1.738.
Poco se sabe de su infancia y adolescencia, a no ser que sus orígenes fueron más bien modestos, y que la cultura que recibió lo era aún más.
Incluso, por su forma de escribir, se piensa que era más bien autodidacta.
Se casó siendo muy joven, en 1.763 - con Jeanne Vattier -, y durante los seis años escasos que duró el matrimonio, se dedicó a comerciar con semillas.
Se ha dicho que también fue peluquero, pero no consta en ningún sitio.
Aproximadamente en el año 1.770 decidió adoptar un pseudónimo más impactante, para lo que invirtió las letras de su apellido, pasando de ser Alliette a Etteilla.
Ese mismo año publicó su primera obra, con el largo nombre de Etteilla, ou manière de se récréer avec un jeu de cartes ('Etteilla, o la manera de recrearse con un juego de cartas').
En este libro explicaba cómo utilizar una baraja corriente, como los que se utilizaban para entretenimiento en aquella época, pero en esta ocasión para uso adivinatorio.
Tenían la peculiaridad de llevar grabados sus significados, tanto para leerlas derechas como invertidas, de tal forma que no hacía falta ningún esfuerzo de la memoria para entenderlas.
Entre los años 1.783 y 1.787 publicó otros cuadernillos - concretamente 5 - bajo el nombre de Manière de se récréer avec le jeu de cartes nomées Tarots ('Manera de recrearse con el juego de cartas llamado Tarot').
En ellos Etteilla se centraba en la interpretación del Tarot como método adivinatorio, basándose - aunque de forma nunca reconocida - en las indicaciones que aparecían en la enciclopedia de Court de Gébelin, El mundo primitivo, analizado y comparado con el mundo moderno, escritas por el misterioso M. le C. de M., siglas tras las que, según parece, se ocultaba Louise de Fayolle, conde de Mellet.
Sus ideas estaban en la misma línea de las que defendían que el Tarot era ni más ni menos que el Libro egipcio de Thot.
Según esas teorías, la creación de este se había producido en una reunión de antiguos magos, que tuvo al dios Thot (Hermes Trimegisto) como presidente.
Y la adulteración que fue sufriendo luego, y que sería la causa de que se degeneraran los sentidos originales, habría sido obra de los grabadores medievales, aunque afortunadamente él estaba justo allí, para rescatar al verdadero Tarot.
Por supuesto que acabó diseñando su propio mazo - conocido como Grand Etteilla -, pero en esta ocasión no se trataba ya de una baraja de juego, como había sido habitual hasta la fecha, sino una real herramienta adivinatoria con la que se podía realizar una verdadera lectura de cartas.
Ello le encumbró entre lo más alto del mundo esotérico parisino de la época, algo que él también se encargaba de remarcar, y es que no resaltaba precisamente por su humildad, si hasta de hecho se refería a sí mismo como el devin du siécle ('adivino del siglo').
También fundó la Sociedad Literaria de los Intérpretes Libres del Libro de Thot, que siguió funcionando aún tras de su muerte, y a través de la que se hicieron más ediciones de su célebre mazo, así como se publicaron varios libros que recogían las teorías del origen egipcio del Tarot, como es el caso de Dictionnaire Synonimique du Livre de Thot ('Diccionario de sinónimos del Libro de Thot').
Misterioso y enigmático hasta el final, se sabe que murió dejando una inmensa fortuna, aunque no con certeza las causas ni la fecha de su deceso, y si bien por su peculiar forma de ser es criticable en muchos aspectos, hay que reconocer que la forma de ver el Tarot que tenemos hoy en día es en gran parte gracias a todo lo que supo legarnos...
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