Simbología: El 9 de Espadas y el tipo víctima - NO TAN COMO SE PINTA
Una personalidad victimista consiste en una tendencia psicológica, que puede llegar a desembocar en una conducta patológica como un trastorno paranoide, consistente en una propensión a culpar a otros de los males que uno padece, diciendo 'yo soy una pobre victima', 'los demás no me entienden', 'a mí me tocan todos los marrones', 'no hay derecho', 'siempre me sucede a mí', 'qué mala suerte tengo', etc.
Refugiándose en la compasión ajena, mediante las quejas y/o la expresión del malestar, se transmite una exigencia oculta a los demás, intentando despertar en su interior un sentimiento de culpa.
El victimismo suele esconder experiencias pasadas no superadas, por tanto, el papel de víctima se basa en culpabilizar a todo y a todos con el objeto de obtener atención.
Desde una visión victimista siempre es el otro el que tiene el problema y uno mismo quien sufre las consecuencias.
Este comportamiento casi siempre está relacionado con hechos traumáticos de diversa índole que no se han podido superar, tales como los malos tratos, el abuso sexual en la infancia u otras disfuncionalidades familiares o de carencias de tipo afectivo.
Su actitud es pasiva e inconscientemente manipuladora, se vale del chantaje emocional y suele hallarse inmersa en una eterna e inactiva espera, donde la pretensión de que el mundo reconozca su inmenso dolor y la injusticia que se ha cometido con ella, nunca es satisfecha.
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Aspectos positivos y negativos de la autocompasión
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El aspecto positivo es que al menos de momento, el dolor disminuye y evita que nos auto devaluemos, ya que reduce el impacto de la culpa.
Lo negativo es que ello impide que veamos el problema en toda su magnitud.
Se enfoca una pequeña parte del problema, es decir, la parte negativa que nos afecta de forma directa, por lo que no le vemos diferentes soluciones.
Nos aleja de la gente y nos impide resolver nuestros problemas, porque nos mantiene centrados en nosotros mismos: 'pobre de mí… los demás me… yo no puedo…'
Impide que nos responsabilicemos de lo que nos sucede y que actuemos, porque al culpar a los demás, son ellos los que pueden y deben hacer algo para mejorar la situación.
Eso hace que tratemos de presionarlos y manipularlos con lo que surgen nuevos conflictos.
Nos paraliza, porque sentimos que no podemos hacer nada al respecto, ya que no tenemos ni la capacidad ni el control necesario para resolver la situación.
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Qué hacer para salir del papel de víctima?
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1 - La visión victimista suele adquirir un sentido cuando se indaga en el hilo conductor de la propia vida.
La persona puede preguntarse por qué necesita esta actitud y reconocer de forma honesta qué beneficios obtiene de ella (sentirse más fuerte o protegida, controlar mejor a los demás, a eximir ciertas responsabilidades, a censurar a otros, a dar una imagen de buena persona, etc.).
2 - En la actitud victimista no se expresa de modo directo lo que se quiere, ni se trata de activamente de satisfacer los propios deseos, sino que se espera que se hagan cargo los demás.
Al detectar la queja se puede intentar traducirla en palabras más claras, expresando lo que se desea o se necesita, y hablando desde uno mismo, en primera persona, en vez de culpar.
3 - Evitar la etiqueta permanente de víctima.
Se puede ser víctima de una situación, pero ese estado de ánimo tendría que ser pasajero.
4 - Utilizar la capacidad de elegir.
Conviene preguntarse, por ejemplo: 'de esta situación, qué es lo que me disgusta? qué es lo que yo puedo cambiar?qué peticiones concretas puedo hacer a los demás'...
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simbología asociada en
TAROT DE MáXIMO
fuente: Personalidad Victimista
(psicoreygabinetedepsicologia. com)
imagen: El Grito (Edvard Munch)