Recuerdo haber bajado de mi habitación, y estar mirando por una de las ventanas de la casa, hacia el patio trasero.
Me pareció ver un movimiento, pero estaba oscuro afuera, así que no lo podría asegurar... pero de protno se apareció esta extraña, translúcida y amorfa silueta.
Era algo así como una pompa de jabón, que parecía llevar una especie de arcoíris dentro de ella, casi como una aurora boreal, pero tenía esta extraña, aceitosa composición.
Carecía de características del todo perceptibles, o alguna extremidad.
Sólo se movía como flotando por el patio, y cambiaba su aspecto mientras pasaba.
Probablemente era un poco más grande que una pelota de fútbol, auto sostenida sobre nuestra valla.
Por alguna razón me aterrorizó.
Por un lado la veía tan hermosa, y por otro no podía dejar de sentir que se trataba de algo diabólico.
Este evento parece haber marcado el momento en que empecé a tener los encuentros con ese 'espíritu'.
Luego de eso, volví por la noche a escuchar ruidos extraños afuera.
Se oía como una tos seca, pero sonaba como si viniera de todas partes, y me provocaba terror.
Era como si su esencia fuese el mismo miedo.
Poco después empecé a sentir como que no me podía ni mover.
Esto siempre me pasó estando en la cama, tratándome de dormir.
A medida que pasaba el tiempo iba hallándome cada vez más inmovilizada por alguna clase de fuerza invisible.
Y continuó sucediendo así, al menos entre mis 13 y 15 años.
A veces me despertaba llena de rasguños extraños en la espalda.
Otras, más que arañazos parecían mordiscos, rodeados de sangre seca.
Incluso me llegó a atacar en la escalera.
Iba subiendo por ella cuando de repente fui golpeada y empujada, y podía sentir nítidamente las garras de algo desconocido en mi espalda.
Primero quise considerar que algunas de mis heridas podrían haber sido auto infligidas de alguna manera, pero cuando te levantas por la mañana y parece como si alguien hubiese cerrado una trampa para osos sobre tus piernas, cómo podrían haber sido auto infligidas?
Era apenas una niña, y no tenía nada con lo que me pudiese hacer algo así a mí misma.
Si simplemente me hubiese vuelto loca y herido a mí misma con algo, con toda la cantidad de sangre seca que había, y con lo mal que estaba la herida, tendría que haber usado algún extraño implemento que lo hiciese posible, pero el mismo no estaba allí cuando me iba a dormir, y tampoco cuando me despertaba.
De hecho hasta lo busqué - por si acaso - pero nunca lo encontré.
Así que me convencí cada vez más de que se trataba de un demonio, y de que Dios me estaba poniendo a prueba.
Recurrí a la Biblia en busca de respuestas, la mantuve en mi mesita de luz, y traté de hacer algunas cosas, como recitar los versículos que había oído en la escuela dominical, etc.
Pero ello sólo provocó que los ataques empeoraran.
Entonces, no recuerdo bien por qué lo hice, pero sé que fui a la chimenea y tomé el encendedor de mis padres, y empecé a mantenerlo siempre conmigo.
Cuando percibía su presencia, lo encendía enseguidita.
Parecía no gustarle el fuego.
Más tarde en mi vida, cuando estudié misticismo, aprendí que era debido a lo que el fuego simboliza, y que en realidad la esencia de las cosas es justo lo que simbolizan.
En aquel encendedor había encontrado una pizca de esperanza!
Y me di cuenta - al comenzar a sentirme más poderosa - que aquella cosa se había estado alimentando de mis miedos.
Había crecido y se había hecho fuerte gracias al temor que me provocaba reconocer su existencia.
Fue entender ello y al mismo tiempo comprender que se trataba de una especie de parásito espiritual.
No sé si era un fantasma, un demonio, pero una vez que capté su naturaleza, tuve la oportunidad de despojarlo de su poder matándolo de hambre.
Los ataques llegaron a su punto peor.
Necesitaba que le temiese!
Incluso utilizó lo que le quedaba de energía para tratar de atacarme durante la luz diurna, que antes era lo único que me daba algo de seguridad.
Un día estaba yo descansando bajo un sol radiante junto a la piscina, y trató de hundirme en ella.
Luego comenzó a influenciar a la gente de mi entorno, y quiso mostrarme más poder, pues se supone que era algo para ser temido.
Durmió a mis padres en medio del día y me atacó mientras intentaba sin éxito despertarlos, para que me ayudaran.
Hizo todo lo que pudo para hacerme tropezar, me sobresaltó todas las veces de las que fue capaz, seguro de que volvería a temerle, a hacerme sentir miedo, el miedo que tanto precisaba para alimentarse.
Pero con el tiempo, con la energía agotada a partir de estos arrebatos, ya no era ni siquiera capaz de marcarme.
No sé si murió, o simplemente se fue.
Los tibetanos tienen una palabra para una entidad que se forma a partir de los pensamientos y emociones.
Le llaman 'Tulpa'.
Otros entendidos la llaman simplemente 'forma pensamiento'.
Aunque no sé a ciencia cierta si eso es lo que era, o si era sólo un espíritu que se me unió como si fuese un parásito, sí tengo muy claro que era real, que existía y que me perseguía, y que me lastimó durante varios años, hasta que fui capaz de identificar su naturaleza y debilitarlo.
Todo esto sucedió antes de que todo el mundo tuviese un teléfono con cámara.
Escribí todo en detalle, pero lamentablemente no tenía otra manera de documentar lo que me estaba sucediendo.
Supongo que a medida que vaya pasando el tiempo, habrá más y más personas que puedan mostrar evidencia fotográfica de sus heridas y otras experiencias aterradoras con seres del mismo tipo.
Si las heridas parecen auto infligidas, pero ellas dicen que su causa es sobrenatural, por favor no dejen de creerles nunca.
Podría ser que, como yo, se hayan encontrado con algo que acumuló la suficiente energía como para conseguir manifestarse de una manera más física, y - de seguro - muchísimo más aterradora...
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elementos de poder en
TAROT DE MáXIMO
fuente: nota enviada por una lectora a Greg Newkirk
(weekinweird.com)