Bendecir es transmitir el amor y la misericordia de Dios (que sufre con el que sufre).
Entonces percibo una contradicción, bendecir y al mismo tiempo excluir.
Cómo se entiende?
La misericordia de Dios es total, puesto que Él es el Bien supremo, el Amor absoluto, el Padre acogedor.
Si cabe, todo ello es incluso más grande que Su justicia.
Nadie puede condenar.
No hay forma de que un ser humano sepa si otro ser humano se condena o no.
No hay forma de mellar la Gloria de Dios ni de menoscabar su Misericordia.
Lo que para un ser humano pueda parecer 'no normal' ignoramos totalmente el juicio que tiene frente a la Misericordia infinita de Dios.
Por qué pensar que tenemos alguna mínima facultad para ver lo que pasa entre otra alma y su Creador?
No hay forma en que conozcamos en plenitud la naturaleza de Dios.
Somos criaturas imperfectas.
Toda criatura es hija de Dios, no hay forma que quitemos ese carácter a alguien porque ninguno de nosotros se lo ha conferido.
Sólo Dios lo ha hecho.
Y no quita ese carácter pues es el Amor absoluto y no reniega de lo que Él, en su inmensa Sabiduría y Gloria, ha creado.
No hay nada en la Palabra que diga que María Magdalena haya tenido que rectificar conductas.
No dudo que haya cometido, como cualquier otro ser humano, faltas.
Pero todo texto en que se la nombra habla de su condición de persona fiel al mensaje y al Amor del Señor.
De hecho, su testimonio es el primero que tenemos de la Resurrección del Señor.
No hay forma en que un humano sepa si otro es verdaderamente creyente.
En todo caso toda criatura es hijo de Dios.
No hay forma en que un ser humano le quite a otro, por simple observación de sus actos y declaración en Internet (o ante notario), su condición de hijo de Dios.
En primer lugar porque ningún ser humano le ha dado a otro esa calidad, sólo Dios lo ha hecho.
Entonces es un sinsentido filosófico y teológico declarar que alguien no es hijo de Dios.
Por qué?
Porque a mí me parece?
Porque tengo capacidad de ver su alma?
Porque sus actos me 'permiten' juzgarlo?
Ese fue, precisamente, el pecado del ángel caído: creerse un dios, olvidarse que era mera criatura.
Su justicia es de Él, según Sus criterios y no según los nuestros.
Toda su creación lo alaba, incluso desde la imperfección propia de los seres que somos contingentes (y no necesarios como es Dios).
No podemos saber qué pasa entre cada alma y su Creador.
Incluso el que a nuestros ojos puede ser el más impenitente pecador puede estar, en su alma, encaminándose hacia el Señor.
El Señor siempre va a ir a buscar a la oveja perdida y siempre habrá oportunidad de que la traiga al aprisco.
En la casa del Padre hay muchas moradas y muy poco sabemos de los caminos que Él puede disponer para asegurar que lleguemos a ellas.
El mensaje de Jesús es de Amor, amor es entrega, amor es inclusión, amor es aceptación.
Jesús visitó a los pecadores en su casa, comió con ellos, compartió con ellos, vino por ellos (por nosotros, que somos pecadores, en camino hacia la perfección, sí, pero imperfectos por naturaleza).
Nada de lo humano es ajeno a Dios, pues Él nos ha creado.
Erigirse en juez es contradecir lo que Él nos ha pedido de manera expresa.
Dios es el Todo.
Es el Absoluto.
Es inmutable.
No tiene estados de ánimo.
Dios no aborrece, pues es la Misericordia.
No tiene sentido que la Misericordia absoluta tenga mezclada una parte de aborrecimiento.
Dios no odia, pues es el Amor.
No tiene sentido que el Amor puro tenga mezclada una parte de odio.
Él es el Creador y no reniega de sus criaturas.
Incluso a las que nosparecen más alejadas de Él.
No estamos llamados a juzgar, sino a caminar con humildad y persistencia, ayudando al hermano que cae, aferrándonos del hermano que tiene más fuerzas.
Percibo una mirada estrecha respecto de la grandeza de Dios, como queriendo hacerlo a nuestra imagen y semejanza, presa de nuestras mismas limitaciones.
Es al revés!
Somos a Su Imagen y Semejanza.
Hay una chispa de la divinidad en cada uno de nosotros.
Nuestra tarea es encontrarla y hacer que inflame todo nuestro ser...
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irreflexiones desprogramadoras en
TAROT DE MáXIMO
fuente: El nombre de Dios es Misericordia
(libro-entrevista de reciente aparición, que es el resultado
de una serie de diálogos que Mario Bergoglio tuvo hace
muy poco con el vaticanista italiano Andrea Tornielli)
imagen: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
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