Todos sabemos que el agua es un elemento purificador por excelencia, y que a través del aire circula el Ch'i o energía vital.
Por esto es de vital importancia que ambos elementos estén presentes en nuestro entorno, para nutrirnos física, mental, emocional y espiritualmente.
Colocando una fuente con agua en movimiento lograremos aumentar la humedad del aire, consiguiendo una atmósfera rica en iones negativos y así intensificaremos el flujo de ese Ch'i.
Y si es una cascada aportará un efecto sedante y tranquilizante.
Pero según las reglas del Feng Shui – esta técnica milenaria china que trata sobre la relación sutil entre las personas y los objetos- no es recomendable poner la fuente en dirección al sur, porque provoca conflictos.
Con el resto de las direcciones no hay problema.
En la armonización energética, las fuentes son como un electrodoméstico.
Tienen un carácter que puede ser Yin - es decir pasivo y relajante -, o Yang - activa y energizante -.
Las fuentes con luces, bolitas de cristal giratorias y grandes cascadas son del tipo Yang.
En cambio, las fuentes bajitas, con objetos horizontales, plantas o budas, son del tipo Yin, y tienen el propósito de brindar tranquilidad.
El material de la fuente es también importante para no arruinar la armonía del espacio o ambiente en donde se pretende ponerla.
Por ejemplo: En un living de estilo antiguo, con muebles de madera, cristalería y arañas, es recomendable fuentes de piedra, de cerámica o vidrio.
Si se trata de un ambiente moderno, con muebles de fórmica y en un estilo minimalista, resulta más armónico tener fuentes de acrílico o de bambú....
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TAROT DE MáXIMO