- Cuando un niño dice que no cree en las hadas,
cae muerta una de ellas; por eso es que van quedando tan pocas -
James Barrie (autor de Peter Pan)
La lectura de Tarot, a y por los niños, requiere de mucha consideración, y de una comprensión especial, ya que puede ser una tarea bastante difícil.
En el primer caso, bombardearlos con sofisticadas teorías o interpretaciones resultaría demasiado confuso, intimidante y abrumador.
Así que esperar comunicarse con ellos en un nivel que está más allá de sus posibilidades de comprensión, no sólo es ineficaz sino que puede ser potencialmente dañino.
Pero aún así, intentar trabajar con ellos siempre es aconsejable si el intérprete logra manejarse teniendo en cuenta ese ítem, y está dispuesto a utilizar una baraja adecuada y diseñada específicamente para tal tarea.
En otras palabras, la lectura tiene que realizarse de una manera en la que el niño pueda entender.
Y se debe elegir una baraja con la que se pueda sentir identificado, como - por ejemplo - El Tarot de los niños de Lele Luzetti.
Lo mismo en el segundo caso, ya que de hecho, que sea el propio niño quien manipule el mazo puede ser un muy recomendable método para el establecimiento de canales eficaces de comunicación y procesamiento emocional.
En las primeras etapas de crecimiento, muchos niños tienen más capacidad para aprender y recordar nombres e imágenes, que la mayoría de los adultos, y para este fin, el Tarot - con su rica imaginería visual - puede ser una excelente (y mucho más creativa ) herramienta de enseñanza.
Más importante aún: su interpretación puede ayudar a los niños a desplegar las habilidades necesarias para su expresión personal, así como para la profundización de su autoestima, por lo que no debería ser algo a dejar de tenerse en cuenta ante la eventual necesidad de alguna vía alternativa para el desarrollo de la misma...
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