Abogando por un mundo en el que algún día todas las personas puedan gozar de los mismos derechos y oportunidades, además de recibir el trato que corresponde entre iguales, 'no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes' - como dice el art.8 de la Constitución de mi país (Uruguay) - es que desde hace mucho tiempo he admitido el contrasentido de felicitar a la gente en jornadas como la de ayer (Día Internacional de la Mujer).
Porque tanto si lo hiciese por el reconocimiento de algún tipo de superioridad de su género, en el mejor de los casos, como de inferioridad, en el peor, estaría faltando a tal propósito, ya que estamos ante una condición que no deja de ser una mera contingencia biológica (o psicológica, aunque también se olvide o niegue).
Demás aclarar que lo mismo me resulta en cuanto a los hombres, gays, transexuales, negros, judíos, árabes, indios, etc.
A mi entender hoy día, sentirse orgulloso por poseer pene, vagina, una determinada tendencia sexual, color de piel, una cultura, nacionalidad o lo que sea, concerniente a algo por lo que el ser no haya tenido que demostrar ninguna capacidad o mérito especial, no es algo para felicitar, sino para simplemente reconocer como igual, y, en todo caso, respetar, porque nadie es más ni menos que el otro por cosas como esas.
Por supuesto, ello no significa que no reconozca la lucha y su razón, que muchas veces pasa por la falta de ese reconocimiento y respeto, y mucho menos que desconozca los motivos que evoca la conmemoración de fechas como la en cuestión, que en esta va desde las primeras revueltas en la Revolución Francesa hasta el incendio en la fábrica de camisas de Nueva York de 1911, en el que murieron ciento cuarenta y seis mujeres.
Pero, por lo mismo, para mí la felicitación es como una burla a ese sacrificio, como si el Viernes Santo los cristianos se deseasen Feliz Crucifixión, sólo por poner un ejemplo.
En cambio el Felices Pascuas vale, porque alude a la alegría por la resurrección del Cristo, pero en un caso como el de las mujeres, que al holocausto todavía muchas lo sigue viviendo día tras día, me parece que no corre, es como una tétrica tomadura de pelo.
Lamento si con esto alguna se llega a sentir ofendida o atacada, ya que he visto que no son pocas las que contribuyen a asegurar el patriarcado al brindar oportunidad de que se las vuelva a tratar como incautas objeto del afán comercial, social y político del machismo reinante, por más que algunas no sólo lo hagan a conciencia, sino que además contribuyan con total premeditación a la causa.
Pero no siendo mi intención la ofensa, sino al contrario, no tengo más que repetir que al menos desde lo que tiene que ver con este servidor, no van a conseguir tal cosa, que de alabar diferencias - y todo lo que ello ha ido provocando en la historia del mundo - ya tenemos bastante.
Esperando, y confiando, en que entenderán mi punto, les saludo con todo mis respeto y aprecio, pero no por vuestra condición de mujeres fiscas o psíquicas, sino de seres humanos, que es eso lo que todos somos, y al fin de cuentas, lo único que de veras cuenta...
Máximo.-
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