El identificar al aspecto Niño en nosotros y desarrollar sus cualidades positivas, nos ayudará a entender la actitud que se requiere para iniciar un camino hacia el conocimiento y práctica de una vida más espiritual y evolucionada.
En ese sentido El Sol, Arcano Mayor número XIX (19) del Tarot, nos muestra - según la versión -, a uno o dos enigmáticos niños desnudos, probablemente niño y niña, y en actitud de jugar, felices y sonrientes.
Sobre estos niños cae una especie de lluvia dorada desde el sol.
Toda la escena nos recuerdan las palabras bíblicas:
- En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos (Mateo 18: 1-3).
De la misma manera, estos rayos - o lluvia - que cae sobre los niños, parecieran sugeriros el símbolo de un conocimiento dirigido solo para elegidos.
Una verdad revelada para iniciados.
Para estar en condiciones de recibirla, hay que volver a ser inocentes, liberarse de prejuicios, dogmas y condicionamientos.
Estar dispuesto a pensar y comenzar de nuevo.
Maravillarse ante la vida, ser sensible a la naturaleza.
Es decir: Poseer las cualidades propias de un niño.
Pero el planteamiento de que hay que volver a ser niños para iniciarse en un conocimiento divino, no significa que debamos olvidarnos de todo lo aprendido.
Se trata de liberarnos de condicionamientos y abrir la mente a la posibilidad de nuevos conocimientos y nuevas formas de comprender el mundo.
El Análisis Transaccional (una rama de la Psicología) nos habla que cada uno de nosotros, no importa la edad, tiene tres aspectos dentro de sí: el Niño, el Padre, y el Adulto.
En el aspecto Niño de cada uno de nosotros hay cosas positivas y negativas.
Estas se dividen en Niño Adaptado y Niño Natural.
El Niño Adaptado es consecuencia de la enseñanza paterna, es cómo sus padres quieren que sea.
El Niño Natural se caracteriza por su creatividad y rebeldía.
No le gustan los condicionamientos ni nada que vaya en contra de su naturaleza.
De este Niño extraemos la intuición, la creatividad, la emoción, la energía de aprender e investigar, la alegría de vivir.
El Niño Natural conoce, busca, se alegra, se niega a los condicionamientos, aprende lo nuevo.
Y para identificar cuándo está actuando nuestro Niño, podemos usar las siguientes claves que lo muestran:
- 'Quiero', 'necesito', 'no quiero', 'me da igual', 'el mío es mejor'.
La parte positiva del Niño, su parte adulta, es la que se pregunta:
- 'Por qué', 'dónde', 'cómo', 'para qué'.
Las acciones o comportamientos que identifican cuando un adulto actúa con su Niño son los siguientes:
- Lágrimas, labios temblorosos, berrinches, pucheros, voz aguda, encogimiento de hombros, bajar los ojos, hacer cosquillas, reírse, pedir permiso, morderse las uñas, risitas ahogadas, etc.
Hagamos una breve mención al Padre y Adulto.
El Padre es quien lleva todos los condicionamientos, automatismos, hábitos, conductas y comportamientos adquiridos.
Muchas veces estos patrones de conducta son bastante arcaicos e ineficientes.
El Adulto es la parte que reflexiona, investiga, busca datos y elabora nuevos patrones de comportamiento según la experiencia adquirida.
El Padre da órdenes, levanta el dedo y lo sabe todo.
El Adulto duda, investiga, pregunta, cuestiona, no tiene emociones y se rige por la razón.
Pero es el Niño quien tiene la emoción, la fuerza, el empuje y la alegría.
Si esta fuerza es correctamente encausada, se transforma en sentimientos deseables, y son ellos los que hacen que se desarrolle aquella intuición y conexión con lo superior...
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información sobre el Tarot en
TAROT DE MáXIMO
fuente: Sergio Valdivia (Los 22 Senderos
del Arte de Vivir)
imagen: The Sun (El Sol)
del mazo Robin Wood