Es un poco desconcertante, ver en la actualidad la diferenciación que suelen hacer los padres en relación a sus hijos con respecto a otros niños.
No se trata de que ellos vivan en una competencia permanente, o de olvidar nuestra protección correspondiente como padres, sin embargo, es bastante alarmante el observar, que ese sentido de 'quien tiene un hijo tiene todos los hijos del mundo', ha perdido gran significado.
Esto obedece a la gran falta de conciencia que acompaña nuestras acciones en los últimos tiempos.
Como padres es necesario reflexionar sobre la manera en la cual estamos criando y formando a nuestros hijos, para qué mundo los estamos preparando y qué es lo que deseamos que en ellos prevalezca al pasar del tiempo.
Observamos niños competitivos, ambiciosos, capaces de reconocer rápidamente sus diferencias con respecto al resto de los niños, pero de ninguna manera les resulta simple reconocer la gran similitud entre cada niño de este planeta.
Cuando valoramos la inocencia y la honestidad en un niño, nos damos cuenta de lo vulnerables que son para ser moldeados.
He allí la oportunidad de cada padre, de corregir sus inclinaciones desde la más tierna edad, de enseñarles la igualdad y la capacidad valerosa de ser compasivo, justiciero en todo y siempre actuar con y desde el amor.
Pero esto es posible cuando nosotros mismos como padres, nos empeñamos en hacer que nuestros hijos resalten, sobresalgan y sean diferentes al resto de los niños?
Aunque no nos demos cuenta, los niños todo lo observan, hasta aquello que pensamos que ellos no captaron.
Los niños suelen ser muy perceptivos, de allí que padezcan nuestras angustias, preocupaciones y situaciones de conflictos aunque no lo conversemos con ellos.
El niño siempre se involucrará de nuestras emociones, acciones y actitudes y manifestará su aprobación o desaprobación de muchas maneras.
Cada niño en el mundo, merece respeto, consideración, oportunidad y tolerancia.
No podemos continuar alimentando una situación de diferencia entre nuestros niños del mundo, porque no sólo los estamos enseñando a vivir aislados, sino que estamos cultivando en ellos un sentimiento de supremacía que de seguro les dará más enemigos que aliados.
Cuando les demostramos a nuestros hijos que cualquier niño en el mundo tiene el mismo valor que ellos, cuando les enseñamos que la bondad no va atada a lazos familiares, que se puede ser amoroso y gentil con todo aquel que se cruza en nuestro camino, estaremos sembrando en ellos la semilla de la solidaridad, de apreciar al otro y de ser capaces de respetar sus opiniones y criterios.
Los niños son sinceros y atentos, basta con un ejemplo en la vida para que se quede grabado en sus almas eternamente.
Si tu hijo observa de ti consideración con los demás, ese será su aprendizaje.
Si por el contrario, en tu intento de reforzar su autoestima le enseñas a sentirse a un nivel distinto al resto, deberás completar ese aprendizaje con una gran capacidad de enfrentar la soledad y la discriminación en muchos momentos de su vida.
Ama a los niños como a tus propios hijos, y recibirás una nueva bendición en cada sonrisa que recibas por parte de un niño…
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TAROT DE MáXIMO
fuente: artículo de Sara Tibet publicado en
Rincón del Tibet (rincondeltibet.com)
imagen: Stop and smell the flowers
por Karin Taylor
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fuente: artículo de Sara Tibet publicado en
Rincón del Tibet (rincondeltibet.com)
imagen: Stop and smell the flowers
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