Según una ya muy antigua tradición, todo aquel que precise de inspiración, se trate de un artista de cualquier área, o simplemente quien desee llevar adelante algún tipo creación, aunque no se dedique a ello, deberá tener siempre cerca una pequeña estrella de anís estrellado.
Por supuesto que la tendrá que haber magnetizado previamente de la siguiente forma:
Sobre la mesa de trabajo o escritorio, la pondrá entre dos velas, una blanca y otra amarilla (de las comunes, no tienen por qué ser velones ni nada por el estilo), y mientras las enciende - con cerilla o con fósforo - pedirá por su triunfo.
Una vez las lumbreras se hayan consumido, se guardará la estrella en el bolsillo, la billetera o la cartera, y la llevará consigo hasta que se le parta, momento en que la deberá enterrar, y sustituir por otra.
Siempre que así lo haga no será poca su sorpresa al comprobar como en ningún momento se le dejan de ocurrir las más fulgurantes ideas...
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TAROT DE MáXIMO