Su aroma te guía, te lleva.
En todos los lugares donde nace la flor del naranjo, el aire se inunda de vibraciones y se abren caminos invisibles por los que transitan los genios que gobiernan las emociones.
Es la que simboliza los sentimientos, el amor y la amistad.
No en vano ya los antiguos celtas la asociaban con la fidelidad y la compresión entre los enamorados.
Por eso su esencia propicia la armonía, da fluidez a las relaciones y respalda el entendimiento.
La tradición mágica dice que tanto la flores como las hojas han de ser recogidas del árbol antes del amanecer, en un viernes y durante la Luna creciente.
Y como se afirma que necesita del calor humano para concentrar todo su potencial mágico, es conveniente que se guarden sobre un platillo de madera, en algún lugar del dormitorio, para limpiar - además - de las malas energías que pueda haber, y atraer la unión y la armonía, sobre todo cuando empieza a haber algún problema entre los miembros de la pareja.
Triturándolas y dejándolas macerar en un recipiente - de cerámica - con agua (y alcohol) o aceite (si es de almendras mejor) durante un mes, es decir en las cuatro fases de la Luna (empezando por la creciente) se obtiene una de las pócimas más eficientes en magia.
Luego se separa un poco para su uso, y el resto se guarda en una botella de cristal o vidrio opaco, y en un lugar oscuro mientras no se necesite.
Resulta muy eficaz para - cuando hecha con aceite - ungir las velas verdes de Venus, y para endulzar el aire al usarla en un quemador (hornito), y así atraer el amor o mejorarlo.
Lo mismo rociando el incienso común con ella, o quemándola sobre un carboncillo, además de poder usarla - sobre todo cuando hecha con agua y alcohol (como una colonia) - mojándose un poquito tras las orejas y en las muñecas.
Procediendo así, de seguro la suerte en el amor no tardará en sonreír...
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TAROT DE MáXIMO