El agua, en las Sagradas Escrituras, está relacionada directamente con la salvación, dado que no sólo se bautizaba con ella ya desde mucho antes, sino que también fue este líquido junto con sangre lo que brotó de la herida de Nuestro Señor Jesucristo al momento de su crucifixión.
Por ello el agua bendita ha sido frecuentemente usada en la liturgia desde los inicios de la Iglesia.
Es - definida en pocas palabras - agua que ha recibido la bendición de un sacerdote.
Y se usa a la vez para consagrar otros objetos o personas indistintamente, porque tiene la facultad de atraer la gracia sobre sí misma, siendo tanto un símbolo de limpieza espiritual como una forma de renovar las promesas del bautismo.
Por la misma razón se le otorga asimismo el poder para alejar al Demonio y a sus secuaces.
Pero en realidad existen tres tipos de agua bendita:
- La bautismal, la cual es bendecida en la Vigilia Pascual y se utiliza para el sacramento del Bautismo.
- La gregoriana, junto a la que participan la sal, la Sangre de Cristo (esto es, el vino sacramentado) y la ceniza, la cual es empleada en la dedicación a las iglesias y la consagración del Altar.
- Y la común, santificada con una oración mucho más sencilla, y apta para la mayoría de las consagraciones, bendiciones y exorcismos.
La de uso más extendido es la común, que es la que podemos encontrar en una pila a la entrada de las iglesias.
La forma más simple para bendecir a alguien (o a nosotros mismos) con ella, es efectuando la señal de la cruz después de habernos mojado levemente la punta de los dedos.
Se puede igualmente beber perfectamente, así como aprovecharla para regar el hogar o cualquier otro recinto, siempre que dicho acto sea llevado a cabo con fe, y el debido respeto.
Recordemos que esta agua se supone muy eficaz para alejar a todas las energías y entidades negativas, para las cuales resulta tan odiosa que se retiran inmediatamente, y de ahí su utilización en los exorcismos.
Pero en general lo más importante es que su uso nos acerca a los sacramentos, y por tanto a Dios, por lo que tratar de mantenerlo es una de las mejores maneras de purificarnos tanto por fuera como dentro...
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elementos de poder en
TAROT DE MáXIMO